¿Qué pasa con las admisiones en la Universidad Popular del Cesar?

Por Álvaro Julio Beltrán
Representante Estudiantil de la Facultad de Ingenierías y Tecnológicas

4 de Febrero de 2011.

Desde hace mucho rato la entrada a los programas académicos de pregrado en la Universidad Popular del Cesar, especialmente Derecho y Enfermería Superior, se ha convertido en algo donde predomina lo que en esta región del país denominamos “las palancas”, en lugar del verdadero mérito y desempeño académico.

Es recurrente escuchar entre la comunidad estudiantil la necesidad de contar con una influencia en la universidad, de tener contactos con los cuales gestionar el ingreso a estos programas incluso, muchas veces, pagando por ello.

Esto le ha generado un amplio descrédito a la institución. Los casos de corrupción han crecido significativamente en los últimos años y los esfuerzos de algunos administrativos por combatirlos se han visto birlados por toda clase de avivatos que se aprovechan del estamento universitario más vulnerable, el estudiantil, al cual tampoco eximo de toda responsabilidad. Personas inescrupulosas chantajean a los estudiantes exigiéndoles importantes sumas de dinero para la realización de toda clase de trámites fraudulentos como tráfico de notas, cancelación de materias, aplazamientos de semestres, cancelación de semestres, arreglos de PFU y de admisiones, casos muy conocidos por todos y que ya en ocasiones anteriores han sido documentados por la prensa escrita y radial de la ciudad. Se han abierto procesos ante la justicia ordinaria e investigaciones disciplinarias dentro de la misma universidad las cuales, infortunadamente, no han arrojado resultados contundentes ni sanciones ejemplares y mucho menos políticas de veedurías y transparencia que ayuden a detectar tempranamente estos vicios y a erradicarlos de manera definitiva del Alma Mater.

En cuanto al tema específico de las admisiones, cabe destacar que tampoco se han aplicado medidas que apunten a establecer un sólido sistema de selección, que brinde las garantías necesarias a cada aspirante y que permita que a la Universidad Popular del Cesar ingresen los mejores estudiantes de la región con miras a una excelencia académica.

Ya en reiteradas ocasiones estudiantes y aspirantes han propuesto recomendaciones que no han sido tenidas en cuenta por las diferentes administraciones de la UPC. Dentro de éstas cabe resaltar el punto de vista de  la OCE-Unicesar, la organización estudiantil más sólida, independiente y coherente que existe en la institución (y a nivel nacional), y cuyos voceros claramente plantean que debe haber un sistema de admisiones del más alto nivel, semejante al de las mejores instituciones públicas del país; con rigurosas pruebas de admisión realizadas por una  institución externa y neutral que puedan medir varios aspectos de la formación integral del aspirante; la realización de entrevistas para análisis de perfiles psicológicos de manera tal que la institución conozca mejor a sus universitarios e identifique fortalezas y debilidades que sirvan como base para construir estrategias y políticas académicas y de bienestar universitario encaminadas a formar profesionales saludables, competentes y pertinentes.

De igual manera, se debería ofrecer una cantidad razonable de cupos que no represente ni excesos ni carencias, y que responda a un análisis de estudios muy responsable y preciso sobre la población estudiantil, la cantidad de estudiantes por aula, la demanda de materias de los estudiantes, la cantidad de grupos por materia y que además no afecte la calidad de la educación brindada a los nuevos admitidos y a los antiguos.

Si revisamos las admisiones de estos programas para este período académico (2011-I) nos damos cuenta de que muchos estudiantes con buenos puntajes fueron rechazados, contrario a otros que, con puntajes significativamente más bajos, fueron admitidos sólo por cursar las escuela de perfeccionamiento académico o preuniversitario. He aquí otro punto criticable del sistema.

Veamos esto más en detalle. Los programas de Enfermería y Derecho aceptan proporcionalmente muchos más estudiantes provenientes de los preuniversitarios en comparación con los demás programas que conforman la oferta académica de la UPC. Observamos de esta manera que en programas donde generalmente se aperturan 50 o cien cupos para primer semestre, pasan regularmente entre 40 y 90 estudiantes de forma directa por los resultados de sus pruebas ICFES, y sólo diez en promedio logran ingresar efectuando un curso preuniversitario, mientras que en Derecho y Enfermería, donde se ofertan cien y 50 cupos, respectivamente, más de la mitad de los admitidos provienen de estos cursos preuniversitarios. Además, el acceso de estos estudiantes por preuniversitario se realiza con pruebas ICFES evidentemente más bajas en comparación con la mayoría de los que quedaron no admitidos, dejando a estos últimos sin opción y propiciando su fuga hacia otras universidades, restándole calidad al capital humano a la UPC.

Esta situación, a mi modo de ver, es claramente injusta y poco seria con todos los candidatos que se disponen a ingresar a la educación superior en la UPC, en el departamento y en la región. Y no está de más exigirle al Alma Mater del Cesar, por excelencia y tradición, que establezca unas reglas de juego favorables a la institución y que la recubran de transparencia, esa misma que hace mucho ha sido eclipsada por todos los escándalos y actos de corrupción y que la dejan muy mal parada ante la comunidad.

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