Guillermo Maya*
El rector de la UN, Moisés Wasserman, ha iniciado un proceso de discusión para construir el plan de desarrollo y ha entregado a la comunidad universitaria un documento para la discusión, titulado 'Hacia un Plan Global de Desarrollo para la UN de Colombia 2010-2012'. Los insumos para la redacción del documento son múltiples; sin embargo, sobresale la propuesta que como candidato a la rectoría, por segunda vez, presentó el rector, en un proceso lánguido y predecible, para finalmente ser reelegido por el Consejo Superior Universitario, en donde los representantes del Gobierno son mayoría.
El documento presenta la evolución de los principales indicadores de la U entre el 2004 y el 2008. Sin duda alguna, la UN ha cambiado desde que el rector Marco Palacios inició la secuela de reformas, que continúan con Wasserman. Las principales razones de los cambios se justifican con la retórica de la modernización del país: la globalización, las exigencias competitivas, la articulación con el Gobierno y con la empresa privada, etc.
Uno de los principales cambios ha ocurrido en los programas académicos. Mientras los programas de pregrado permanecen estancados en número de 94, los programas de posgrado aumentan a una tasa de 27,3 por ciento, al pasar de 238 a 303, lo que busca convertir a la UN en un centro de postgrados y de investigación.
Por otro lado, mientras en el 2004 tenía 40.451 estudiantes de pregrado y 3.855 de posgrados, para un total de 44.306, en el 2008 tenía 39.908 estudiantes de pregrado y 5.564 de posgrado para un total de 44.732. Un incremento de solo 426 estudiantes en 5 años. ¡Gran logro! Los estudiantes de pregrado permanecen, prácticamente, estancados con una ligera caída (-1,34 por ciento), mientras los estudiantes de posgrado aumentan significativamente, en 44,3 por ciento entre 2004-2008. Es decir, este es un resultado buscado y fundamenta el temor manifestado por los estudiantes de pregrado, desde el comienzo de la rectoría de Palacios en el 2003, de que los posgrados iban a crecer a costa de los pregrados. Y así ha ocurrido. Como conclusión, en este punto, la Universidad ha fallado estruendosamente en "acomodar" las demandas de los jóvenes colombianos, a pesar del enorme presupuesto, cercano al billón de pesos, con que cuenta. Sin embargo, Wasserman justifica esta situación con el dilema inexistente entre calidad y cantidad: "Lo que surge en este contexto nacional es la necesidad de repensar la educación superior de cara a la competencia internacional, pero sobre un modelo de educación para el desarrollo que se base en educación de calidad y no en un modelo de educación masiva sin orientación ni prioridades de desarrollo".
En su documento, Wasserman no plantea acabar con la dicotomía que existe en la UN. Por un lado, una U de pregrados, en estancamiento numérico, para estratos pobres en su gran mayoría, con matrículas bajas, con tasas de absorción muy bajas (es muy difícil ser estudiante de la UN en pregrado y la mayoría se queda sin cupo) y con currículos cada vez más recortados, en cursos y horas. Y, por otro lado, una U de posgrados, maestrías y doctorados, con altos costos de matrículas, que pueden ser costeadas por minorías privilegiadas y una tasa de absorción estudiantil del 50 por ciento, con espacios y equipamientos que no tienen los estudiantes de pregrado. En este sentido, mientras los estudiantes de pregrado son en su mayoría de los estratos 2 y 3 (77,3 por ciento), unos pocos de estrato 1 (6,5 por ciento) y de los estratos 4, 5 y 6 (13,9 por ciento), los estudiantes de posgrado deben ser en su mayoría de estratos medios y altos, aunque la UN no provee los datos.
Esta tendencia privatizadora, con altos costos de matrículas y acceso todavía muy restringido para la mayoría de los estudiantes colombianos, las directivas la han tratado de remediar con becas para los mejores estudiantes: "250 becas por semestre en los dos últimos años y medio", con una inversión de 5.000 millones de pesos por año. Para Wasserman, el programa de becas "no tiene precedentes en ninguna universidad del país". El programa de becas es bueno. Sin embargo, lo que se necesita es otro tipo de universidad, una U de posgrados con acceso por talento, pero gratuita o a precios de pregrado: con las matrículas basadas en la declaración de renta de los padres o estudiantes.
Tratar de mejorar la equidad social con becas, en esta sociedad con altos niveles de desigualdad y concentración de la riqueza, es como tratar de eliminar la pobreza con limosnas. Hay que construir una sociedad del empleo. En nuestro caso, es necesario construir una universidad de posgrados para todos los estudiantes.
Esta es la única manera como la reforma de los pregrados, con menos horas y cursos y un trabajo de grado menos exigente, puede justificarse. Es decir, si la mayoría de los estudiantes va a poder continuar sus estudios de posgrado. Pero si el pregrado es el grado terminal para la mayoría, como sucede hoy en día, cuando más del 95 por ciento de los estudiantes del pregrado no pueden continuar, en la misma UN o en otra institución los estudios de posgrado, no se justifica un pregrado recortado y de graduación rápida.
Sin embargo, el plan de Wasserman no tiene como objetivo producir este cambio.
* Profesor titular UN
Tratar de mejorar la equidad social con becas, en esta sociedad con altos niveles de desigualdad y concentración de la riqueza, es como tratar de eliminar la pobreza con limosnas.
El rector de la UN, Moisés Wasserman, ha iniciado un proceso de discusión para construir el plan de desarrollo y ha entregado a la comunidad universitaria un documento para la discusión, titulado 'Hacia un Plan Global de Desarrollo para la UN de Colombia 2010-2012'. Los insumos para la redacción del documento son múltiples; sin embargo, sobresale la propuesta que como candidato a la rectoría, por segunda vez, presentó el rector, en un proceso lánguido y predecible, para finalmente ser reelegido por el Consejo Superior Universitario, en donde los representantes del Gobierno son mayoría.
El documento presenta la evolución de los principales indicadores de la U entre el 2004 y el 2008. Sin duda alguna, la UN ha cambiado desde que el rector Marco Palacios inició la secuela de reformas, que continúan con Wasserman. Las principales razones de los cambios se justifican con la retórica de la modernización del país: la globalización, las exigencias competitivas, la articulación con el Gobierno y con la empresa privada, etc.
Uno de los principales cambios ha ocurrido en los programas académicos. Mientras los programas de pregrado permanecen estancados en número de 94, los programas de posgrado aumentan a una tasa de 27,3 por ciento, al pasar de 238 a 303, lo que busca convertir a la UN en un centro de postgrados y de investigación.
Por otro lado, mientras en el 2004 tenía 40.451 estudiantes de pregrado y 3.855 de posgrados, para un total de 44.306, en el 2008 tenía 39.908 estudiantes de pregrado y 5.564 de posgrado para un total de 44.732. Un incremento de solo 426 estudiantes en 5 años. ¡Gran logro! Los estudiantes de pregrado permanecen, prácticamente, estancados con una ligera caída (-1,34 por ciento), mientras los estudiantes de posgrado aumentan significativamente, en 44,3 por ciento entre 2004-2008. Es decir, este es un resultado buscado y fundamenta el temor manifestado por los estudiantes de pregrado, desde el comienzo de la rectoría de Palacios en el 2003, de que los posgrados iban a crecer a costa de los pregrados. Y así ha ocurrido. Como conclusión, en este punto, la Universidad ha fallado estruendosamente en "acomodar" las demandas de los jóvenes colombianos, a pesar del enorme presupuesto, cercano al billón de pesos, con que cuenta. Sin embargo, Wasserman justifica esta situación con el dilema inexistente entre calidad y cantidad: "Lo que surge en este contexto nacional es la necesidad de repensar la educación superior de cara a la competencia internacional, pero sobre un modelo de educación para el desarrollo que se base en educación de calidad y no en un modelo de educación masiva sin orientación ni prioridades de desarrollo".
En su documento, Wasserman no plantea acabar con la dicotomía que existe en la UN. Por un lado, una U de pregrados, en estancamiento numérico, para estratos pobres en su gran mayoría, con matrículas bajas, con tasas de absorción muy bajas (es muy difícil ser estudiante de la UN en pregrado y la mayoría se queda sin cupo) y con currículos cada vez más recortados, en cursos y horas. Y, por otro lado, una U de posgrados, maestrías y doctorados, con altos costos de matrículas, que pueden ser costeadas por minorías privilegiadas y una tasa de absorción estudiantil del 50 por ciento, con espacios y equipamientos que no tienen los estudiantes de pregrado. En este sentido, mientras los estudiantes de pregrado son en su mayoría de los estratos 2 y 3 (77,3 por ciento), unos pocos de estrato 1 (6,5 por ciento) y de los estratos 4, 5 y 6 (13,9 por ciento), los estudiantes de posgrado deben ser en su mayoría de estratos medios y altos, aunque la UN no provee los datos.
Esta tendencia privatizadora, con altos costos de matrículas y acceso todavía muy restringido para la mayoría de los estudiantes colombianos, las directivas la han tratado de remediar con becas para los mejores estudiantes: "250 becas por semestre en los dos últimos años y medio", con una inversión de 5.000 millones de pesos por año. Para Wasserman, el programa de becas "no tiene precedentes en ninguna universidad del país". El programa de becas es bueno. Sin embargo, lo que se necesita es otro tipo de universidad, una U de posgrados con acceso por talento, pero gratuita o a precios de pregrado: con las matrículas basadas en la declaración de renta de los padres o estudiantes.
Tratar de mejorar la equidad social con becas, en esta sociedad con altos niveles de desigualdad y concentración de la riqueza, es como tratar de eliminar la pobreza con limosnas. Hay que construir una sociedad del empleo. En nuestro caso, es necesario construir una universidad de posgrados para todos los estudiantes.
Esta es la única manera como la reforma de los pregrados, con menos horas y cursos y un trabajo de grado menos exigente, puede justificarse. Es decir, si la mayoría de los estudiantes va a poder continuar sus estudios de posgrado. Pero si el pregrado es el grado terminal para la mayoría, como sucede hoy en día, cuando más del 95 por ciento de los estudiantes del pregrado no pueden continuar, en la misma UN o en otra institución los estudios de posgrado, no se justifica un pregrado recortado y de graduación rápida.
Sin embargo, el plan de Wasserman no tiene como objetivo producir este cambio.
* Profesor titular UN
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