martes 25 de agosto de 2009
OCE-Risaralda, Pereira, agosto de 2009
El pasado 18 de agosto, en confusos hechos, una estudiante resultó lesionada por el estallido de un artefacto explosivo. Es deber de la comunidad educativa expresar su rotundo rechazo ante este nuevo episodio que, además de atentar contra la integridad física de un miembro de la comunidad universitaria, sólo sirve para sembrar zozobra, generar temores en estudiantes, profesores y trabajadores que se inhiben de participar en justas acciones de protesta contra la inmensa cantidad de decisiones, del gobierno nacional y de la dirección universitaria en la UTP, que afectan las condiciones de trabajo y el bienestar de los universitarios, cercenan la democracia y lesionan los intereses educativos del pueblo colombiano.
Las acciones anónimas, individuales y aisladas de movilización universitaria alguna, que han ocurrido últimamente en la universidad, bien podrían ser obra de quienes consideran equivocadamente que con estos hechos presionarán cambios favorables a la democracia y propiciarán la recuperación de los derechos conculcados. No obstante lo anterior, queda un enorme manto de dudas acerca de los patrones que rodearon los hechos del 18 de agosto. Resulta sospechoso el peculiar despliegue de operativos con que se atendieron los sucesos y las circunstancias que los rodearon. No sería raro que lo ocurrido sea obra de provocadores de los organismos de seguridad del estado para justificar el apuntalamiento de la militarización de los claustros universitarios que está en marcha, como lo ratificó la semana anterior en Manizales, el presidente Álvaro Uribe Vélez, al manifestar de manera pública y amenazante que mantendrá a la policía al interior de las Universidades del país, con su presencia intimidatoria.
Llamamos la atención a la comunidad para estar atentos a este tipo de hechos y estar prestos a enfrentarlos con la acción colectiva, con la certeza de que la política de seguridad democrática está ávida de cualquier pretexto para avanzar en la arremetida reaccionaria de la administración Uribe; por ende el estudiantado debe enarbolar las banderas de la resistencia civil descartando cualquier acción que diezme la capacidad acumulativa del movimiento estudiantil o colme de prerrogativas a la administración de Luis Enrique Arango, para que su política pase inadvertida. Hoy más que nunca la Universidad requiere de la organización y la movilización masiva. Se halla sumergida en la debacle financiera, los programas sociales no aumentan a la par con el número de gente en las aulas, la situación económica de más del 50% del estudiantado es de pobreza, crece el número de estudiantes que deben caminar largas distancias para asistir a la universidad así como los que asisten sin alimentarse debidamente.
Cada vez es mayor la cifra de personas que reciben un -no- como respuesta a su solicitud de ayuda económico-social o en el “mejor” de los casos se los pone en la eterna lista de espera; menos esperanzador resulta el programa de bono alimenticio, que a efectos de la política de cobertura irresponsable implementada por el rector, atiende cada día un porcentaje menor de educandos, mientras el sistema de comedor privado que opera en la institución responde con el incremento de los precios. Tampoco escapan a las problemáticas de los universitarios las cifras de desempleo que padece el departamento, donde los padres o hermanos que financian los estudios de muchos estudiantes se han quedado sin ingreso para sostener sus hogares.
De tal forma, estudiantes, profesores, trabajadores y comunidad en general, que ésta es la verdadera y principal situación que agobia a quienes hacen parte de la UTP. Por ello la Organización Colombiana de Estudiantes, OCE, convoca a la lucha masiva, civil y democrática, ratificando como siempre su enfático repudio a peroratas que apelen a mecanismos violentos los cuales operan en contra de los intereses de los estudiantes, sin perder de vista a la política uribista como el principal artífice de la degradación académica y financiera de la educación superior.
Contra la degradación de la educación superior… ¡Resistencia civil y democrática!
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