Internacional | 23 Mayo 2009 - 12:56am
Foto: AP
El presidente Uribe exhibió orgulloso un autógrafo que le dio Barack Obama durante la Cumbre de las Américas. Hoy su reelección altera a Washington.Por: Vanessa de la Torre / Washington | Elespectador.com
“Escándalos rodean al líder colombiano”, tituló en un reciente artículo el prestigioso periódico The Washington Post. “Uribe: Calculador y obsesionado”, dijo Univisión el lunes en su página de Internet. “Uribe cava su propia tumba”, opinó uno de los más leídos analistas del Miami Herald, Andrés Openheimer. “Uribe: pareciéndose a Chávez”, insinuó la renombrada revista estadounidense Time.
La posibilidad de que el mandatario colombiano sea elegido por tercera vez está causando preocupación en Estados Unidos. Y aunque oficialmente la administración de Barack Obama evada el tema o lo comente con gran discreción —Hillary Clinton, secretaria de Estado, y Thomas Shanon, subsecretario para el Hemisferio Occidental, coincidieron en decir que “la reelección es una decisión del pueblo colombiano”—, hay varios demócratas y republicanos que miran con desconfianza lo que está sucediendo en el país.
“El gobierno del presidente Obama quiere fortalecer la democracia, las instituciones; quiere fortalecer el Estado de Derecho en toda la región. Cuando aquí se publican esas noticias, queda la sensación de que en Colombia no se están fortaleciendo las instituciones de una democracia como quiere la administración Obama”, explicó a El Espectador el ex embajador de Estados Unidos en nuestro país, Myles Frechette.
“No es una interpretación demasiado dura. Si Colombia quiere seguir recibiendo ayuda masiva de Estados Unidos, es importante que vaya tomando en cuenta lo que está saliendo en los medios acá. No parece estar en sintonía con el rumbo que Obama y el Congreso le quieren dar a la política latinoamericana”, recalcó.
Y es que en una región donde algunos líderes —Chávez, Correa y Ortega— han despertado molestias en la Casa Blanca y el Capitolio por quererse perpetuar en el poder y opacar las instituciones democráticas de sus países, Colombia parecía ser la excepción. Los méritos de Uribe son innegables y siguen siendo su mejor carta de presentación, pero las movidas políticas que están acompañando la modificación de la Constitución para que pueda ser elegido nuevamente, se están convirtiendo en una mancha que afecta la imagen y la reputación del país. “No conozco a una sola persona que esté de acuerdo con otra elección de Uribe”, afirmó tajantemente a El Espectador Michael Shifter, del Diálogo Interamericano, el analista más prestigioso sobre Colombia en Washington. “Hasta los uribistas más apasionados no están de acuerdo con su reelección”, agregó.
Los falsos positivos, el espionaje a políticos, periodistas y jueces orquestado desde el DAS, el enfrentamiento con la Corte Suprema de Justicia, las grandes ganancias obtenidas por sus hijos en varios negocios gracias a decisiones de funcionarios públicos, la parapolítica y la supuesta financiación de su campaña de 2006 con dineros de DMG han causado un gran daño al mandatario.
“Aquí hay un dicho muy popular: ‘no se trata solamente de no hacer cosas que parezcan incorrectas, es importante no dar la impresión siquiera de que se está obrando incorrectamente’. Si las autoridades se enteran de que usted tuvo información privilegiada y sacó provecho de eso, lo pueden enviar a prisión. Los políticos aquí le aplican los mismos estándares americanos a lo que pasa en otros países”, aseguró el ex embajador Frechette refiriéndose al escándalo de Tomás y Jerónimo Uribe. Y agregó: “Teniendo en cuenta los seis millones de dólares que Estados Unidos le ha dado a Colombia en los últimos años y los intereses del gobierno que aún están pendientes, como la continuación del Plan Colombia y la aprobación del TLC, estas revelaciones no ayudan para nada”.“Hasta los republicanos que tanto han apoyado a Colombia ahora se deben sentir avergonzados. ¿Cómo es posible que después de tanto apoyo y tanta protección esté pasando esto? Nadie va a defender esas cosas que se están viendo en los medios de comunicación”, aseguró el ex diplomático.
Hay mayor preocupación entre los demócratas. En diálogo con este diario, el senador Bob Menéndez, miembro del Comité de Finanzas por donde tendrá que pasar el TLC en su proceso de aprobación, explicó: “Yo tengo un gran respeto por el presidente Uribe y entiendo la necesidad de tener mano dura para poder recuperar la soberanía contra el narcotráfico, pero nos pone a pensar si para liberar al país se están balanceando todos los aspectos de la democracia”.
Sin duda la reelección es hoy el tema principal en Washington. Y el cambio de la Constitución por segunda vez en menos de cinco años, es una de las críticas más duras. “Cambiar la Constitución es una decisión del pueblo colombiano y ellos deben decidir lo mejor para su país. Pero no hay que olvidar que la Constitución crea una estabilidad y les da a los ciudadanos el entendimiento y la claridad sobre las reglas para vivir en su país. El cambio simplemente para propósitos políticos me inquieta en todo el hemisferio, no solamente en Colombia”, dijo el senador Menéndez.
Frechette concluyó: “En EE.UU. consideramos que ocho años en el poder son más que suficientes”.
Dirección web fuente:
COPYRIGHT © 2009 www.elespectador.com
Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin autorización escrita de su titular.
Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited.
All rights reserved 2009 EL ESPECTADOR
0 comentarios:
Publicar un comentario