Uribe cava su propia fosa


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Andrés Oppenheimer

Cuando entrevisté al presidente colombiano Alvaro Uribe el año pasado y me salió por la tangente cuando le pregunté cinco veces seguidas si intentaría cambiar la Constitución para presentar su candidatura a un tercer mandato, pensé que el mandatario estaba tratando de ganar tiempo, y mantenerse en el centro de la escena política de su país. Pero después de los acontecimientos de esta semana, ya no estoy tan seguro.

Tras el voto del Senado colombiano del 19 de mayo a favor de un referéndum que podría permitirle a Uribe cambiar la Constitución y legalizar un tercer mandato consecutivo, muchos colombianos bien informados parecen convencidos de que está planeando seriamente postularse para las elecciones del 2010.

¿Están en lo cierto? ¿Terminará Uribe, quien goza de gran popularidad y merece crédito por haber asestado duros golpes a la insurgencia narcoterrorista de Colombia, siguiendo los pasos del presidente venezolano Hugo Chávez y otros autoproclamados ''hombres indispensables'' que socavaron las instituciones de sus países para permanecer indefinidamente en el poder?

Hay varias razones de peso para pensar que sí.

Primero, a Uribe le resultará cada vez mas difícil decirles a sus partidarios que no se presentará, después de alentarlos --tácita o expresamente-- a gastar mucho tiempo y dinero en reunir firmas para el nuevo referéndum. La revista Semana reportó el 2 de diciembre que la campaña por el referéndum costó US$900,000.

En segundo lugar, Uribe ha sido el blanco de fuertes críticas por grupos de derechos humanos colombianos e internacionales por supuestamente no haber hecho lo suficiente para impedir violaciones en esa área.

El presidente podría estar temiendo que, si deja el cargo, pueda objeto de acusaciones formales de víctimas de abusos de derechos humanos. Y la reciente condena contra el ex presidente peruano Alberto Fujimori por violación de derechos humanos podría haber hecho aumentar los temores de Uribe.

En tercer lugar, si alguna vez Uribe temió que Estados Unidos toleraría alguna medida de su parte para cambiar la Constitución y unirse a las filas de los autócratas electos de Latinoamérica, ahora ha recibido un consentimiento tácito de la secretaria de Estado Hillary Clinton.

Durante las audiencias de confirmación, cuando el senador Richard Lugar interrogó a Clinton acerca de la posibilidad de que Uribe se presentara para un tercer período presidencial, la secretaria de Estado respondió por escrito: ``No creo que esté bien que Estados Unidos trate de determinar el resultado de ningún proceso interno democrático en la región''.

Mauricio de Vengoechea, un consultor político que ha trabajado en cuatro campañas electorales en Colombia, me dijo que ``hay demasiados factores que apuntan a que Uribe se va a presentar''.

Pero también hay poderosas razones para creer que, finalmente, Uribe anunciará que no se presentará.

El anuncio realizado esta semana por el ministro de Defensa Juan Manuel Santos, informando que este fin de semana dejará su cargo para posiblemente lanzar su candidatura presidencial, sugiere que Santos sabe --o cree firmemente-- que Uribe no se postulará.

Santos, un ex ministro de Comercio Exterior que condujo la exitosa guerra de Uribe contra la guerrilla, le dijo al diario El Tiempo que si Uribe se postula, él no lo hará, pero agregó que tiene la ''intuición'' de que Uribe no se presentará.

Asimismo, cada vez mas colombianos se oponen a una tercera presidencia de Uribe. Arguyen que Colombia se convertiría, como Venezuela, en un país donde no rige la ley y donde los presidentes cambian la Constitución a su antojo. Lo que es más, Colombia no correría peligro, porque seguramente un seguidor de Uribe ganaría la Presidencia, afirman.

Finalmente, Uribe podría descartar la idea de presentarse nuevamente como candidato porque la polarización política que ya está provocando su posible postulación podría tornar ingobernable a el país. Tal como ocurrió con Fujimori, con el ex presidente argentino Carlos S. Menem y con muchos otros que se postularon para una tercera presidencia, Uribe podría terminar mal. ¿Por qué no pasar a la historia como el mejor presidente colombiano de la historia reciente?, podría estar preguntándose Uribe.

Mi opinión: Si Uribe nos está manteniendo en la incógnita para permanecer en el centro de la escena y no debilitarse políticamente antes del fin de su segundo mandato, está jugando este juego por demasiado tiempo.

A menos que anuncie ya mismo que no se postulará, su campaña de reelección no declarada habrá despertado tantas expectativas --y reunido tanto dinero-- entre sus seguidores que ya no habrá marcha atrás.

Esa sería una mala noticia. Uribe perdería toda autoridad moral para criticar a Chávez y a otros autócratas que se erigen en ''hombres indispensables'', y que invariablemente terminan destruyendo las instituciones de sus países. No existe tal cosa como un dictador bueno, y Uribe no sería la excepción a la regla.




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