La verdad sobre la balanza de E.U.


El año pasado, según los reportes estadísticos, Estados Unidos tuvo un déficit comercial récord de 763.600 millones de dólares.

¿Quién dice que Estados Unidos tiene un déficit comercial con el resto del mundo?

La doctrina económica clásica sostiene que las naciones compiten produciendo y exportando lo que hacen mejor, mientras importan de otros países aquellos bienes para los que carecen de una ventaja comparativa.

La diferencia entre exportaciones e importaciones da por resultado ya sea un superávit comercial, que se cree bueno, o un déficit, considerado malo.

Hoy, esa teoría de 200 años de antigüedad se considera errónea, engañosa y demasiado simplista.

Y cuando los estrategas insisten en reducir la forma en que los países interactúan económicamente a una única cantidad -la balanza comercial es peligrosa, en especial cuando suelta al fantasma del proteccionismo.

"El comercio internacional estadounidense de bienes y servicios ofrece un cuadro incompleto de la participación global de Estados Unidos", dice Joseph Quinlan, estratega de mercado jefe en Bank of America Capital Management en Nueva York.

Eso se debe a que la principal vía por la cual las empresas de Estados Unidos suministran bienes y servicios a clientes extranjeros es a través de subsidiarias de las compañías estadounidenses en el exterior, no por medio de las exportaciones.

En el 2004, el último año para el cual hay datos de subsidiarias, las compañías de Estados Unidos exportaron productos y servicios por valor de 1,4 billones de dólares, mientras que las importaciones estadounidenses totalizaron 1,7 billones. Eso arrojó un déficit de 300.000 millones de dólares.

Las exportaciones de Estados Unidos excluyen los envíos efectuados por subsidiarias de propiedad extranjera en Estados Unidos, mientras que las importaciones estadounidenses no incluyen los envíos a unidades de compañías extranjeras basadas en Estados Unidos.

Ahora bien, en el mismo año las subsidiarias estadounidenses establecidas en el extranjero realizaron ventas al extranjero por 3,8 billones de dólares. Por otra parte, las unidades estadounidenses de multinacionales extranjeras vendieron bienes y servicios por 2,3 billones en Estados Unidos.

Por lo tanto, las ventas de subsidiarias estadounidenses en el extranjero sumaron casi el triple de las exportaciones estadounidenses, mientras que las ventas de subsidiarias de propiedad extranjera y otras unidades en Estados Unidos fueron 35 por ciento mayores que las importaciones estadounidenses desde el extranjero.

SUPERAVIT COMERCIAL
Además, combinar las ventas de subsidiarias de Estados Unidos y de propiedad extranjera con los datos de exportaciones e importaciones revela que "Estados Unidos realmente vendió más bienes y servicios en el extranjero en el 2004 de lo que compró del resto del mundo", dice Quinlan.

Con otras palabras, contrariamente a la creencia popular, "Estados Unidos disfruta de una superávit comercial global con el resto del mundo, el cual totaliza 1,2 billones de dólares", dice.

Un ejercicio similar reduciría el déficit estadounidense de 90.400 millones de dólares con China en el 2004 a 32.100 millones.

"Lamentablemente, aunque ahora la teoría económica y las realidades globales dictan que las ventas de subsidiarias son preferibles a las exportaciones directas, las ventas de esas unidades no tienen un impacto en las cifras de ventas exportadas", dijo Richard J. Polo Jr. en un ensayo del 2004 escrito en el National War College en Washington.

"En suma, las compañías estadounidenses que fabrican productos y luego los exportan al mundo no obtienen el crédito de exportar si el sitio de producción es un país extranjero".

COMERCIO INTERNO DE LAS COMPAÑÍAS
Como Quinlan, Polo dice que los estrategas que buscan corregir el déficit comercial de Estados Unidos "deberían considerar las ventas de subsidiarias extranjeras".

Cerca de la mitad del déficit comercial estadounidense puede atribuirse al comercio interno de las compañías, dice Marc Chandler, jefe global de estrategia monetaria en Brown Brothers Harriman & Co. y coautor con Quinlan de un artículo sobre el déficit, publicado en la revista Foreign Affairs en el 2001.

Chandler ofrece el ejemplo hipotético de una compañía automovilística estadounidense, digamos General Motors Corp., que crea un sistema de frenos en Canadá y lo exporta a GM en Estados Unidos. "De hecho, tenemos un gran piso fabril virtual y es como si movieran los bienes de un lado al otro de la fábrica", dice Chandler.

"Ocurre que un lado del piso está pasando el paralelo 49".

Eso es diferente, dice, del caso en que una entidad estadounidense compra bienes, digamos, de Bombardier Inc., un fabricante de equipo de transporte con sede en Montreal. El movimiento de bienes dentro de una organización no requiere el mismo tipo de financiación que una transacción entre compañías que no son subsidiarias, dice Chandler.

DEFICIT RECORD
Con todo, los vientos del proteccionismo soplan fuerte. El año pasado, Estados Unidos tuvo un déficit comercial récord de 763.600 millones de dólares. La brecha con China, país que desplazó a México para convertirse en el segundo socio comercial de Estados Unidos, fue de 232.500 millones, o 30 por ciento. En mayo pasado, el déficit comercial con China fue de 20.000 millones de dólares, o un tercio del total mensual de 60.000 millones.

Muchos proyectos de ley se han elaborado para reducir el superávit chino con Estados Unidos.

El más reciente: en junio, cuatro senadores propusieron leyes que permitirían a las compañías estadounidenses pedir más elevados aranceles contra el dumping a fin de contrarrestar el beneficio de las monedas subvaluadas en China u otros países.

Muchos legisladores achacan el pronunciado déficit bilateral a la política china de mantener un yuan subvaluado. Además, China ha sido acusada de no proteger los derechos de la propiedad intelectual, de no haber implementado totalmente las reglas de la Organización Mundial del Comercio y de no haber cesado en sus prácticas laborales desleales que cuestan empleos en la industria estadounidense.

Aquí también, los políticos estadounidenses podrían estar apuntando al blanco equivocado. El deterioro del empleo industrial no es privativo de Estados Unidos, sino un fenómeno global que refleja el cambio tecnológico.

EMPLEOS PERDIDOS
"La explicación popular para la declinación de las plantillas en la industria estadounidense es que los trabajadores en Estados Unidos están siendo reemplazados categóricamente por trabajadores en China y otras partes del Asia", dijo en un estudio del 2003 Joseph Carson, director de investigación económica global en AllianceBernstein LP.

"En realidad, los trabajos de fábrica han disminuido no solo en Estados Unidos y Europa, sino también en Asia".

Cerca de 22 millones de empleos industriales se perdieron globalmente entre 1995 y 2002, una declinación de 11 por ciento, estima Carson. No obstante, durante esos años, la producción industrial global subió más de 30 por ciento.

La experiencia estadounidense no fue inferior al promedio, ya que se perdieron casi 2 millones de empleos, u 11 por ciento. En cambio, el empleo industrial chino cayó 15 por ciento a 83 millones, la cantidad más alta entre las 20 mayores economías del mundo.

En definitiva: los políticos que promueven leyes comerciales proteccionistas harían bien en entender que la aprobación de leyes para proteger empleos relativamente poco especializados conlleva el riesgo de represalias en el extranjero, lo que perjudicaría a algunas de las compañías estadounidenses más competitivas.


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