Por: Ina Azafrán*
“Educación gratuita para todos y todas” es la consigna que, como chispa, ha venido calentando el otoño en las universidades europeas. El 20 de octubre, los estudiantes de la Universidad de Viena y de la Academia de Bellas Artes marcharon por las calles de la capital austriaca contra la Reforma de Boloña y sus políticas, que pretenden conducir la educación profesional por los senderos de la competencia capitalista. De manera espontánea, los cerca de 1.000 estudiantes se tomaron el aula máxima de la institución, donde se organizaron en grupos de trabajo para mantener la ocupación estudiantil. En Austria, donde las protestas estudiantiles no son una tradición, no se había visto una manifestación tan masiva desde el año 2000, cuando salieron a las calles para rechazar el aumento del costo de las matrículas.
El movimiento estudiantil en Europa resurge después de un largo periodo de silencio. Con la toma de la Universidad de Viena se inició una resistencia estudiantil a nivel europeo y las universidades de Italia, Inglaterra, Alemania, España, Francia y Suiza se unieron contra las políticas de reforma de la educación superior universitaria, bajo la consigna de “formación libre y de calidad, en vez de educación competitiva y eficiente”.
La Escuela de Bellas Artes de Viena congregó alrededor de 1.000 estudiantes que, coreando “el arte no está en venta”, denunciaron que la Reforma de Bologna implica la introducción del sistema Bachelor/Master, conocido en las universidades estadounidenses y que busca la homogeneización de los programas universitarios, para garantizar una mayor movilidad estudiantil, lo que no estaría mal si no implicara la reducción del tiempo de formación y el lineamiento de los programas de estudio con las exigencias del mercado. La reforma busca la eficiencia más no la excelencia.
La posterior toma de la Universidad de Viena, por cerca de 40.000 estudiantes, fue la chispa que necesitaron los estudiantes europeos para movilizarse de manera sorprendente y masiva, intentando evitar que la educación profesional sea puesta en venta como mercancia en el mercado internacional.
Las universidades de Linz e Innsbruck siguieron a Viena. Más tarde vendrían las universidades de Francia, más de 20 alemanas, las de Inglaterra, las de Suiza, la Universidad de Zagreb (Croacia) y un paro de tres días de solidaridad de la UC Berkeley.
¡Que vivan los y las estudiantes!
Las peticiones que publicaron los y las estudiantes se enmarcan dentro de las reivindicaciones estudiantiles internacionales: formación profesional de calidad en vez de educación con fines capitalistas; acceso libre y universal a la universidad; democracia al interior de las instituciones de enseñanza; financiación completa por parte del Estado y, por ello, derogación del aumento de costo de matrículas; cese de las precarias condiciones de trabajo; libertad de asistencia; y cuota de 50% de profesoras.
Las manifestaciones han recibido la solidaridad mundial de parte de organizaciones sociales, políticas y de intelectuales, que entienden que, si bien el movimiento estudiantil no ha estado activo en los últimos años, estas reivindicaciones se enmarcan dentro de las luchas sociales que el movimiento obrero-estudiantil europeo de los años 70 y 80 desarrolló, y que explotan en un momento de tensión mundial, donde se hace necesario una verdadera movilización social a nivel internacional.
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