BASES GRINGAS EN COLOMBIA: “YES, WE CAN”





Octubre 20 de 2010

Sergio Muñoz, Presidente OCE-Unicesar.


Recientemente fue dada a conocer la noticia en la cual el subsecretario de Defensa de EE.UU., Frank Mora, declara que el  “Acuerdo complementario para la cooperación y asistencia técnica en defensa y seguridad entre los gobiernos de la República de Colombia y los Estados Unidos de América”, suscrito en Bogotá el 30 de octubre de 2009, más conocido por autorizar la instalación de siete bases militares norteamericanas en suelo patrio, aún es importante para el gobierno de los Estados Unidos, ya que, según él “institucionaliza la relación en temas de defensa entre ambos países.”[1] Y añade “Es cierto que hay muchas cosas que se pueden seguir haciendo, pero una parte importante de una relación que se sigue fortaleciendo, es formalizarla. Eso, además, le da más transparencia. Es un paso importante para la relación bilateral”.[2]

Estas declaraciones coinciden con las entregadas a mediados de agosto por el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley. Crowley señaló que la administración Obama espera que el gobierno de Juan Manuel Santos  "tome los pasos apropiados para asegurar que se pueda preservar el acuerdo bilateral".[3]

La Corte Constitucional de Colombia declaró que el acuerdo en mención “no puede surtir efectos en el ordenamiento interno colombiano hasta tanto cumpla con el trámite constitucional previsto para los tratados en forma solemne, de conformidad con lo establecido en los artículos 150.16, 154, 157, 158, 160, 165, 224 y 241 numeral 10 de la Carta Política”. [4] A ojos de la Corte es claro que el manido argumento de la mera extensión de acuerdos ya celebrados es totalmente falso. Por eso fundamenta que “examinado el Acuerdo Complementario, la Corte constató que no se está ante un acuerdo simplificado sino frente a un instrumento que involucra nuevas obligaciones para el Estado Colombiano, así como una extensión de las adquiridas con anterioridad, por lo que debió ser tramitado como tratado internacional, esto es, sometido a la aprobación del Congreso de la República y revisado posteriormente por la Corte Constitucional”.[5] A través de estos argumentos, y por amplia mayoría, por medio del auto 288 de 2010, cuyo magistrado ponente fue Jorge Iván Palacio Palacio, la Corte resolvió declarar la inexistencia del precitado acuerdo.

Es notorio el profundo deterioro del papel predominante de USA como potencia. Actualmente atraviesa la más grave crisis financiera de su historia, que ha arrasado con un significativo número de puestos de trabajo, ha aumentado el déficit fiscal y comercial y ha llevado a que el gobierno gaste cuantiosas sumas de dinero en dudosos “planes de salvamento” que han sido cargados en los hombros de los norteamericanos más pobres. Por esto el 81% de los norteamericanos cree que la economía va mal, de estos, el 53% culpa a Bush, el 33% a Obama, y el resto considera que ambos tienen la culpa.[6]

Además de lo anterior, sostiene guerras por doquier en el globo, las cuales se han constituido en sonoros fracasos, como es el caso de Afganistán (“la tumba de los Imperios”) en dónde los talibanes controlan más del 75% del territorio y poseen mayor experiencia y capacidad militar.[7] A lo cual se le debe sumar las más de 800 bases militares de su propiedad que sostiene por todo el mundo con claros fines intervencionistas y, lógicamente, en detrimento de la soberanía territorial y militar de los Estados respectivos.

¿Por qué Estados Unidos persiste en instalar siete bases militares en nuestro territorio a pesar de todos sus descalabros? Aurelio Suárez, en su libro “Confianza inversionista. Economía colombiana, primera década del siglo XXI” explica que el Departamento de Estado de Estados Unidos, so pretexto del Plan Colombia, había celebrado contratos a junio de 2003 por un monto de $150 millones de dólares. También demuestra el autor en su obra que al Plan Colombia USA sólo aportó el 11% de los $58 mil millones de dólares entre 1999 y 2008, mientras que Colombia asumió el 89% restante.

Estados Unidos centra más del 80% de su PIB en el complejo militar industrial. Es por esto que al profundizar y generar nuevos conflictos a escala global busca paliar su crisis financiera dinamizando este componente. Al depender de esta explosiva fórmula, a la que debe sumársele la constante devaluación de su moneda, podemos avizorar que será insostenible y producirá resultados totalmente contraproducentes para USA en el mediano plazo. Se colige claramente que Estados Unidos es un país débil estratégicamente, agónico en sus entrañas. Su era de tropelías y dominación está próxima a derrumbarse.




[2] Ibídem.

[4] Corte Constitucional de Colombia, Comunicado No. 40, 17 de agosto de 2010.

[5] Ibídem.

[6] Tomado de CNN en español.

[7] http://www.eltiempo.com/mundo/asia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8093620.html

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