UPC SIN IPS
Octubre 12 de 2010
Sergio Muñoz, Presidente OCE-Unicesar.
La Universidad Popular del Cesar, UPC, es la única universidad pública del orden nacional, de carácter presencial, con asiento en el Cesar. Es la primera institución de educación superior del departamento. Cuenta con 6 facultades, 13.211 estudiantes matriculados en pregrado, 224 empleados de planta, 704 docentes y aproximadamente $39 mil millones de pesos en su presupuesto.
Dentro de las 6 facultades se encuentra la Facultad de Ciencias de la Salud, que ofrece los programas de Enfermería, Microbiología e Instrumentación Quirúrgica. El programa de Enfermería fue galardonado por el gobierno de Colombia en cumplimiento de lo dispuesto en el decreto 1655 de agosto 25 de 1999, y se le confirió la Orden a la Educación Superior y a la Fe Pública “Luis López de Mesa” en Bogotá, el 9 de diciembre de 2.009.
En la sede Campus Universitario, ubicada en el barrio Sabanas de Valledupar, reciben clases la inmensa mayoría de estudiantes upecistas. Esta sede cuenta con una IPS que ofrece servicios de odontología y medicina general, además de contar con áreas especiales para que los estudiantes de la facultad realicen sus prácticas.
El día 13 de septiembre, entre las 5 y las 6 de la tarde, la estudiante Nadia Granados, de 19 años, quien cursaba Licenciatura en Lengua Castellana e Inglés, se encontraba en el Campus Universitario recibiendo su clase de Pedagogía. En medio de las clases la estudiante sufre un infarto. Inmediatamente es trasladada a la IPS, pero ¡oh sorpresa! en la IPS de la UPC sede Sabanas no había ni hay los implementos necesarios para atender esta clase de emergencias. Se procedió a realizar los masajes de reanimación cardio-pulmonar, pero fueron insuficientes. La ambulancia que se llamó nunca apareció. Tristemente, la estudiante fallece poco más tarde en un centro médico cercano a la UPC.
Si la IPS hubiese contado con implementos tan indispensables como una bala de oxígeno, ambú (balón autoinflable provisto de mascarilla que se utiliza en asistencia respiratoria), tubos endotraqueales, laringoscopio, un equipo de reanimación cardiaca, un equipo macrogoteo y especialmente un carro de paro, que contiene medicamentos esenciales para la estabilización del paciente mientras es remitido a un centro médico, otro hubiese sido el desenlace.
Lo anterior nos demuestra que la IPS es simplemente un “elefante blanco”, un espejismo, un centro que no cuenta con los elementos necesarios para cumplir con su misión esencial, cual es preservar la vida e integridad de la comunidad universitaria, y para colmo, el personal y sus instalaciones no están disponibles la totalidad de las horas académicas diarias (6 a.m.-10 p.m.). Esta IPS tiene como única finalidad real la misma que la nefasta ley 100 de 1993, la misma ley que instauró los tristemente célebres “paseos de la muerte”: satisfacer los intereses corporativos y financieros a costa de la salud y vida de los colombianos.
Irónicamente, una nota en la página web institucional de la UPC reza: “Los estudiantes son la razón de ser de la Universidad Popular del Cesar”. Los hechos demuestran todo lo contrario. Además de esto, para el año 2009, fueron proyectados y aprobados 20 millones de pesos del presupuesto general de la Universidad para la IPS.
Frente a esta tragedia, la cual jamás debe repetirse, y parafraseando al médico Mario Hernández “en nuestros fenómenos sociales, tan complejos, las posibilidades de cambiar resultan de los consensos, de aquellos puntos de encuentro en que la gente empieza a pensar que puede ser de otra manera, idea que se expande, se contagia y entonces los grandes cambios se producen a través de la acción colectiva”. Tomemos cartas en el asunto, nuestro derecho a la vida debe ser inviolable.
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