La reunión mini-ministerial de la OMC (35 países), pretendía –entre otras cosas– ponerle fin a 16 años de disputa de la denominada "guerra del banano". La Unión Europea se niega sistemáticamente a disminuir sus aranceles, para favorecer las exportaciones bananeras de sus antiguas colonias del bloque de África, Caribe y el Pacifico, ACP, que entran con cero arancel, a pesar de que estas representan el 20% de las compras europeas totales de banano, mientras las provenientes de Ecuador, Colombia y Costa Rica son el 60%.
Entre tanto, el banano colombiano que se dirige a la UE (61% del total producido), debe pagar un arancel de 176 euros por tonelada, y se mantiene por fuera de las preferencias otorgadas por la UE a Colombia bajo el Sistema General de Preferencias (SGP plus).
Durante la cita, la UE ofreció una disminución arancelaria de 28 euros por tonelada para el año 2009, con rebajas progresivas hasta llegar a 114 euros para el año 2016. Esta propuesta fue cuestionada por productores ecuatorianos y por los gobiernos costarricenses y guatemaltecos por considerarla insuficiente. Pero en lugar de librar una enérgica lucha por mejores condiciones para el país, el gobierno colombiano celebró con 'bombos y platillos' la propuesta de la UE, incluso en momentos en que la oferta inicial fue más insignificante.
Ante el fracaso de la reunión, que evidenció las contradicciones del modelo de 'libre comercio', la oferta europea quedó congelada. Hasta tanto no se avance en la ronda de Doha, es poco probable que este litigio se resuelva por la vía de los Acuerdos de Asociación.
Lo peor de todo es que aún disminuyendo los aranceles, los beneficios no serían para los colombianos. Según el propio Ministerio de Agricultura, el 75% del comercio mundial de banano es un oligopolio controlado por 5 multinacionales. En el caso colombiano, más de la mitad (52,6%) de las exportaciones de banano son hechas por empresas extranjeras, específicamente de origen estadounidense y europeo, como Dole Food, Del Monte, Banafruit, Banacol y Sunisa. El resultado de esto es que los productores en América Latina tan solo reciben el 12% del precio final del banano, y peor aún, los trabajadores solo reciben el 2% de su valor final. Así, un posible aumento de las exportaciones hacia la UE o mayores beneficios arancelarios, otorgará más ventajas al capital trasnacional.
La pregonada liberalización que promete la UE en los TLC no existe. Lo que promueven sus políticas es la denominada "competencia entre pobres", en donde el país que aspire a poner unas cuantas toneladas de banano en el mercado europeo, debe pagar cada vez más barata su mano de obra y arruinar más a sus agricultores.
¿Será que el 'equipo negociador' colombiano logrará en el TLC CAN – UE lo que ni siquiera Estados Unidos ha logrado en la disputa del banano? Amanecerá y veremos.
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