Agosto 5 de 2007
A los insignificantes avalúos de algunas tierras se suma que no hay quién cobre a los morosos; otros predios no figuran siquiera en archivos oficiales. Los más beneficiados son los narcoparamilitares.
La situación constituye una verdadera burla para los erarios municipales, encargados de los cobros. Algunos casos hablan por sí solos:
En La Dorada (Caldas), los dueños de una moderna hacienda pagan anualmente 5.600 pesos por cada una de las 407 hectáreas de terreno que poseen en la región: algo así como tener dos barrios igual de grandes a Ciudad Salitre, nororiente de Bogotá, dedicados exclusivamente a la cría de ganado.
Y en Puerto Boyacá (Boyacá), el impuesto que algunos finqueros desembolsan por hectárea es de 8.000 pesos, según consta en la liquidación del 2007 de una hacienda de 332 hectáreas de terreno.
Pero es en los Llanos Orientales, en algunos sectores de la Costa, Caquetá y Guaviare, y en las cuencas del Valle del Cauca y del río Magdalena, en donde el pago del impuesto predial rural es casi una burla para los erarios locales, encargados de los cobros.
Allí, EL TIEMPO encontró predios que pagan 500 pesos -lo que vale una caja de chicles- por cada 10 mil metros cuadrados de terreno (el equivalente a una hectárea). Ese es el caso de una finca de 400 hectáreas en el corregimiento Santa Rosa, cerca a San José del Guaviare.
Por razones de seguridad y por tener reserva fiscal, este diario se abstiene de publicar los nombres de los dueños de los predios.
Montos como estos llevaron a los cinco expertos de la llamada Comisión del Gasto a recomendarle al gobierno Uribe -hace menos de dos meses- incrementar masivamente el recaudo del impuesto predial rural (y también el urbano) como una de las fórmulas para impedir que la billetera oficial se siga desocupando por cuenta de las transferencias a municipios.
En plata blanca, eso significa que hay que entrar a cobrarles a intocables terratenientes los verdaderos montos que históricamente han dejado de girar a las arcas municipales.
Registros rezagados
A enero del 2007, tan solo el 45 por ciento de los 3 millones y medio de predios rurales registrados en el Catastro Nacional han sido actualizados. Eso significa que casi dos millones están subvalorados y por tanto el predial que se les liquida es ínfimo.
Tratar de actualizar esos predios puede demorar hasta una década ya que se requiere que un equipo de expertos visite cada propiedad, miles de las cuales quedan a días de camino, en zona roja.
El Instituto Geográfico Agustín Codazzi es optimista y espera, en los próximos 3 años, actualizar un 70 por ciento del total de predios, meta fijada por el Gobierno.
Pero en caso de que eso se logre -hasta el momento han cumplido lo presupuestado- ¿quién se va a encargar de cobrarles a los terratenientes el nuevo predial? ¿Qué va a pasar con el 30 por ciento de predios restantes que están en áreas inexpugnables?
Hoy, algunos municipios solo se preocupan de que esa tarifa no esté por debajo del promedio que la ley establece para el pago del tributo, el 1 por mil del valor del predio, según su avalúo.
Solo unos pocos (en Cundinamarca y Antioquia, por ejemplo) cobran el 16 por mil del valor del predio, el tope máximo legal. Un muestreo hecho en 256 de los más de mil municipios reveló que más de la mitad factura con base en un 2 y un 5 por mil.
Y aunque hay excepciones, en departamentos como Sucre, Bolívar, La Guajira y Magdalena, con grandes hatos ganaderos y latifundios, hay quienes no pagan más del uno por mil.
Y en Tolima, Santander y Huila -según un estudio del economista Salomón Kalmanovitz- las tarifas del predial son incluso inferiores al 25 por ciento del precio real de las propiedades.
Efecto bumerán
A eso se suma el hecho de que hay al menos 800 mil predios sin legalizar y que, por tanto, al ser invisibles para el Estado, no pagan ni un peso de predial, pese a que en estos se desarrollan actividades agrícolas y ganaderas a gran escala o son prometedores lotes de engorde.
Kalmanovitz cree que, debido a ello, el campo vive una especie de círculo vicioso en cuestión de orden público: grandes propietarios exigen seguridad pero no pagan los tributos que contribuirían a prestársela.
Gilberto Toro, director ejecutivo de la Federación Colombiana de Municipios, está de acuerdo con Kalmanovitz en el hecho de que este es un tema de seguridad.
Pero le da otra lectura al asunto: "Hay zonas en donde los finqueros no pueden explotar la tierra porque aún hay temores de secuestro y extorsión", dice.
A eso se debe, según Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), que haya tierras de mala calidad a precios exorbitantes: "La oferta y la demanda están afectadas no por la productividad sino por el acceso y la seguridad de los terrenos", asegura.
Y Toro añade que el llamado 'compadrazgo' tributario también tiene efectos: "Indiscutiblemente hay municipios en donde grandes terratenientes apoyan campañas políticas a alcaldías y concejos y luego presionan para que no haya un importante incremento de tarifas".
En la Costa Atlántica, aunque hay muchos propietarios puntuales en los pagos, la cartera morosa alcanza ya un 60 por ciento.
De ahí que expertos recomienden que tanto la liquidación como el recaudo de este impuesto lo asuma la Dian, para girárselo luego a las administraciones locales.
Pero para la Federación de Municipios se debe buscar otra solución, pues la Dian no llega a todos los pueblos. La idea, dice, es se implementen tecnologías que, a la hora de liquidar el tributo no dejen entrar variables políticas y personales.
En todo caso, tanto la Federación de Municipios como la SAC, hacen énfasis en que las administraciones locales han mejorado recaudos y en que el predial no es el único impuesto que debe pagar el campo. Según un estudio de la SAC, se cancelan 22 tributos directos e indirectos como el que pagan a las corporaciones autónomas, el IVA, el de rentas presuntivas...
"Es exagerado, injusto y falso decir que el campo no paga tributos", señala Mejía.
País de latifundistas
Lo que nadie niega es que Colombia es uno de los países con mayor concentración de la tierra. El ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, atribuye el fenómeno a la amenaza narcoparamilitar que se apropió de grandes extensiones -según él- antes de que Álvaro Uribe llegara a la presidencia.
Pero Arias está seguro de que los dos artículos que introdujo en la Ley de Desarrollo Rural ayudarán a dinamizar el mercado.
Uno de ellos faculta al Estado para que compre las tierras ociosas a los precios que indiquen los avalúos. Y el otro permite a los alcaldes cobrar el máximo del impuesto predial a los dueños de terrenos improductivos.
Cálculos de Kalmanovitz indican que de las cerca de 80 millones de hectáreas rurales, 40 millones se dedican a ganadería (aunque no sea su vocación), 4 millones, a la agricultura, y el resto, unas 36 millones de hectáreas, son improductivas.
Aunque el panorama es preocupante, el Gobierno está seguro de que no hay necesidad de elevar las tarifas del predial rural, sino de ampliar la base de su cobro, pues las medidas que tomó obligarán a los propietarios a actualizar el valor de sus tierras y a ponerlas a producir, so pena de perderlas. ¿Será suficiente?
Los narcoparamilitares son mala paga
Un grueso grupo de morosos del llamado impuesto a la tierra lo constituyen los narcoparamilitares y sus familias. Una idea del 'narcohueco' fiscal la da el hecho de que tan solo 158 de los más de 6 mil predios rurales incautados a la mafia, deben 3.253 millones de pesos.
Esto significa que sus dueños debían pagar 4 mil pesos por hectárea, pero nunca lo hicieron.
Los predios que entregó el señalado narcoparamilitar Francisco Javier Zuluaga, 'Gordolindo', para reparar a sus víctimas, también deben impuestos.
Su hacienda La Magdalena, en Buga (Valle), adeuda 148 millones; la de Jamundí, más de 100 millones; y dos predios urbanos, de su ex esposa, tienen un saldo en rojo de 211 millones.
Y otro botón: la famosa finca Mazatlán, del extinto capo Gonzalo Rodríguez Gacha, 'El Mexicano', en Pacho (Cundinamarca), también es deudora morosa.
Cifras clave
- De las cerca de 80 millones de hectáreas rurales, 36 millones son improductivas.
- Dos millones de predios están subvalorados: el predial que les liquidan es ínfimo.
- El Gobierno espera tener actualizado un 70 por ciento del total de predios en el 2010.
Hablan expertos
Mauricio Cárdenas (Fedesarrollo)
"Este es uno de los 10 países con mayor concentración en la propiedad de la tierra y la tributación es baja. Esa es una fuente de recursos subutilizada que podría ayudar en materia fiscal local. Lo que hizo la Comisión del Gasto (de la que Cárdenas es miembro) fue invitar a que se reflexione al respecto, aunque no todo el país viva la misma situación".
Gilberto Toro (Fedemunicipios)
"No deben perder de vista que el déficit estatal se equilibró gracias a que ha crecido el ingreso de los municipios. Pero mientras la recuperación de la soberanía no sea total, no creo que podamos tener una cobertura fiscal optimista. El cobro del tributo no se puede convertir en un desestímulo para la explotación de ciertos productos".
Rafael Mejía López (SAC)
"Hay que mirar con cuidado el tema. Desde un escritorio es fácil decir que no se paga la tarifa que se debe, pero deben saber cómo es la productividad del campo. Deben entender que cada departamento y cada zona son diferentes. Se cobra una tarifa dependiendo si tiene agua, riego, producción... Las medidas del Gobierno ayudarán a corregir las deficiencias".
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