Lucho dice que ‘‘la izquierda es amar a los demás. La derecha es amarse a sí mismo’’. de donde se deduciría que su agenda es más bien de derecha
Por Antonio Caballero
Fecha: 12/15/2007 -1337 Nadie sabe muy bien qué es Lucho Garzón: si es un reformista pragmático, un comunista arrepentido, un converso neoliberal, un uribista vergonzante. Como "espermatozoide vital" se define él mismo en términos de política darwiniana de supervivencia del más apto ("la política es un 'reality', es el que sobreviva. Esto es 'Animal Planet': el tigre se come al venado, el venado a las matas..."). Y de su entrevista con Roberto Pombo en El Tiempo se infiere que ese espermatozoide que ha salido adelante en la lucha por la vida es luchista. Lucho se adora.
Y el luchismo trae consigo un viejo vicio heredado del Partido Comunista: el de acusar de sectarismo a todos los que no sean de la propia secta. A los no luchistas, como Carlos Gaviria. "Por la izquierda -dice Garzón hablando de candidaturas presidenciales- hay dos miradas: la reformista, que la represento entre otros, yo; y Carlos Gaviria, que está nítidamente en el tema de la revolución". Y anuncia: "La pela nos la tenemos que dar en el 2008".
Eso de "darse la pela", que suena como si se refiriera a algo que le cuesta trabajo a quien habla, en realidad significa exactamente lo contrario: es el anuncio de una paliza para el otro. Es la traducción al lenguaje desabrochado que usa ahora Lucho de lo que en la lengua de palo de la vieja izquierda se expresaba diciendo: "compañero, le vamos a hacer una autocrítica". Y el compañero terminaba expulsado por traidor. Eso es lo que anuncia ahora Lucho. Que o bien los compañeros del Polo Democrático Alternativo se hacen una autocrítica -o sea, aceptan como justa la crítica que les hace Lucho -o bien él rompe la baraja.
—"Yo no estoy montado en otro partido" -advierte. — "Estoy diciendo que si me mandan a la calle otra vez, hay que montar un Partido de la Calle".
¿Con quién? Le dice a Pombo que con "personajes comprometidos con un proyecto que va más allá de los partidos convencionales", entre ellos figuran Luis Alberto Moreno (ex embajador de Andrés Pastrana y de Álvaro Uribe en Washington y actual Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo). Juan Camilo Restrepo (ex candidato presidencial conservador y ex ministro de Hacienda de Pastrana), Pacho Santos (vicepresidente de Álvaro Uribe) y Lina Moreno (primera dama de Álvaro Uribe). De ella dice Lucho para mostrar su condición suprapartidista:
— "Ella ha sido una persona profundamente comprometida con la agenda luchista".
Pero ¿cuál es esa agenda? (Más allá, claro, del apoyo a la persona de Lucho). Lo cierto es que no es fácil aprehenderla. El propio Lucho hace en la entrevista una excelente definición de la derecha y de la izquierda:
— "La izquierda es amar a los demás. La derecha es amarse uno mismo".
De donde se deduciría que su agenda es más bien de derecha. Pero a la vez, y al tiempo que se identifica a sí mismo con el Polo verdadero ("yo lo parí, le puse el nombre, quiero cuidar de la criatura"), le hace al presidente Uribe una "crítica de fondo" que podría tomarse como una autocrítica, esa sí verdadera: "Uribe desinstitucionaliza el país, porque el Estado quedó en él". Que es en buena medida lo que hace con el Polo el propio Lucho al lanzar su nombre por su cuenta y rechazando de antemano las reglas de juego que pudieran desembocar en la candidatura de otro:
— "Si las reglas de juego son a imagen y semejanza de las maniobras de los partidos tradicionales para ir excluyendo opiniones diferentes, yo no me lo voy a mamar".
Todo esto presagia la ruptura del Polo, y una nueva frustración de las esperanzas generadas por la unión de la izquierda. Porque lo que sigue necesitando la izquierda colombiana es unión, y no un nuevo Mesías.
Y el luchismo trae consigo un viejo vicio heredado del Partido Comunista: el de acusar de sectarismo a todos los que no sean de la propia secta. A los no luchistas, como Carlos Gaviria. "Por la izquierda -dice Garzón hablando de candidaturas presidenciales- hay dos miradas: la reformista, que la represento entre otros, yo; y Carlos Gaviria, que está nítidamente en el tema de la revolución". Y anuncia: "La pela nos la tenemos que dar en el 2008".
Eso de "darse la pela", que suena como si se refiriera a algo que le cuesta trabajo a quien habla, en realidad significa exactamente lo contrario: es el anuncio de una paliza para el otro. Es la traducción al lenguaje desabrochado que usa ahora Lucho de lo que en la lengua de palo de la vieja izquierda se expresaba diciendo: "compañero, le vamos a hacer una autocrítica". Y el compañero terminaba expulsado por traidor. Eso es lo que anuncia ahora Lucho. Que o bien los compañeros del Polo Democrático Alternativo se hacen una autocrítica -o sea, aceptan como justa la crítica que les hace Lucho -o bien él rompe la baraja.
—"Yo no estoy montado en otro partido" -advierte. — "Estoy diciendo que si me mandan a la calle otra vez, hay que montar un Partido de la Calle".
¿Con quién? Le dice a Pombo que con "personajes comprometidos con un proyecto que va más allá de los partidos convencionales", entre ellos figuran Luis Alberto Moreno (ex embajador de Andrés Pastrana y de Álvaro Uribe en Washington y actual Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo). Juan Camilo Restrepo (ex candidato presidencial conservador y ex ministro de Hacienda de Pastrana), Pacho Santos (vicepresidente de Álvaro Uribe) y Lina Moreno (primera dama de Álvaro Uribe). De ella dice Lucho para mostrar su condición suprapartidista:
— "Ella ha sido una persona profundamente comprometida con la agenda luchista".
Pero ¿cuál es esa agenda? (Más allá, claro, del apoyo a la persona de Lucho). Lo cierto es que no es fácil aprehenderla. El propio Lucho hace en la entrevista una excelente definición de la derecha y de la izquierda:
— "La izquierda es amar a los demás. La derecha es amarse uno mismo".
De donde se deduciría que su agenda es más bien de derecha. Pero a la vez, y al tiempo que se identifica a sí mismo con el Polo verdadero ("yo lo parí, le puse el nombre, quiero cuidar de la criatura"), le hace al presidente Uribe una "crítica de fondo" que podría tomarse como una autocrítica, esa sí verdadera: "Uribe desinstitucionaliza el país, porque el Estado quedó en él". Que es en buena medida lo que hace con el Polo el propio Lucho al lanzar su nombre por su cuenta y rechazando de antemano las reglas de juego que pudieran desembocar en la candidatura de otro:
— "Si las reglas de juego son a imagen y semejanza de las maniobras de los partidos tradicionales para ir excluyendo opiniones diferentes, yo no me lo voy a mamar".
Todo esto presagia la ruptura del Polo, y una nueva frustración de las esperanzas generadas por la unión de la izquierda. Porque lo que sigue necesitando la izquierda colombiana es unión, y no un nuevo Mesías.
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