Demandan a firma de EEUU por defectos en niños

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República Dominicana

Anajai Calcaño enseña a su hijo Maximiliano a comer con los pies.
Anajai Calcaño enseña a su hijo Maximiliano a comer con los pies.
Charles Trainor Jr./The miami herald

ARROYO BARRIL, República Dominicana

Maximiliano Calcaño tiene dos años y nació sin brazos.

Altagracia Maldonado guarda el deforme feto de su nieto en un pomo. Su vecina Maribel dio a luz a un bebé siamés con dos cabezas, que murió unas pocas horas después.

Y Daniela Altagracia, una niña de cinco años, se está quedando calva.

"Cuando yo estaba encinta, me daban mareos, vomitaba y casi no podía caminar'', dijo la madre de Maximiliano, Anajai Calcaño, de 20 años. "Se me rompió un diente y se me cayó''.

"Después mi niño nació así, sin brazos. Eso no había sucedido antes aquí''.

Al decir "antes'', Calcaño quiere decir antes de que las cenizas de carbón de una compañía de electricidad estadounidense permanecieran en un puerto aledaño durante más de dos años.

La mujer vive en una pequeña casa sin agua corriente, en una aldea rural del norte de República Dominicana, no muy lejos de donde las cenizas de carbón generadas por la AES Corporation, de Virginia, fueron a parar al borde del mar. Más de 50,000 toneladas de cenizas de carbón cargadas de metales pesados fueron abandonadas durante años en un puerto, cerca de las casas, mientras la compañía, los políticos, los fiscales, los ecologistas y los burócratas discutían, y la gente se enfermaba.

Hace seis años que un contratista de Delray Beach dejó los polvorientos residuos en la provincia de Samaná, y tres años desde que se realizó la limpieza. Después de varias demandas y varios casos penales, cuando todo el mundo pensaba que ya estaba terminado el asunto, vino la segunda parte.

Una demanda civil planteada el miércoles en Delaware alega que los niveles de desperdicios tóxicos arrojados al puerto de Arroyo Barril han enfermado a los residentes. Luego de repetidos abortos involuntarios, mujeres cuyos análisis de sangre mostraban niveles anormales de arsénico están dando a luz a niños con deformidades craneanas, con órganos fuera del cuerpo o sin extremidades.

El caso subraya el debate por las cenizas de carbón, un producto no regulado, derivado de la producción energética mediante el carbón, que contiene metales pesados pero que frecuentemente se usa en toda clase de cosas, desde cemento hasta campos de golf. La revista Popular Mechanics este mes se refiere a su uso como "Uno de los 10 Productos Más Brillantes del 2009''.

Pero ahora que varios pueblos de Tennessee y Maryland están experimentando las secuelas de derrames de cenizas de carbón, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) se está preparando para pronunciar su opinión de si las cenizas deben clasificarse como peligrosas, lo cual sería un golpe muy duro para influyentes compañías que durante mucho tiempo han cabildeado en contra de una clasificación de ese tipo.

"El año pasado, en noviembre, hubo cuatro casos de niños nacidos deformes'', dijo Eduardo Ortiz, el médico de Arroyo Barril. "En un mes, he visto dos embarazos ectópicos. Uno ve un caso hoy y otro mañana y se empieza a preguntar: ¿Qué está pasando?".

Ortiz sacó su teléfono celular para mostrar la foto que tomó de un niño nacido esa misma tarde. La difusa foto mostraba una cara grotescamente deforme.

Las estrictas nuevas leyes contra el aborto en República Dominicana obligan a la madre a llevar su embarazo a término completo, incluso cuando los sonogramas muestran que el feto no tiene cerebro, señaló Ortiz.

"Fue alarmante'', indió el médico, quien relató que su propia esposa malogró un embarazo antes de que naciera su primer niño hace dos años.

Las alarmas empezaron a sonar aquí en el 2003, cuando barcazas de 10,000 toneladas llegaron al puerto cargadas de rocas negras.

Las rocas eran el residuo húmedo de una planta de carbón de Puerto Rico, propiedad de AES. El gobierno de Puerto Rico estaba presionando a AES para que retirara de la isla los montones de cenizas que se habían acumulado, de modo que la empresa contrató a Roger C. Fina, de Delray Beach, para que se hiciera cargo.

Las cenizas, una forma concentrada de contaminantes derivados naturalmente, es lo que queda después que se quema el carbón como combustible para producir energía, y generalmente contienen arsénico, plomo, cadmio, cromo y níquel.

"Traen esas cenizas a este país sin ningún tipo de controles ni nada parecido. Buena parte de lo que había se cayó al mar'' dijo Andrés Chalas, el máximo fiscal medioambiental de República Dominicana. "Sacaron permisos para traerlo, y dijeron que era para hacer renovaciones en el pueblo''.

Chalas dice que Fina tiene una orden de aprehensión en República Dominicana acusado de importar ilegalmente contaminantes y los arrojarlos en la costa. Aunque hubo varias acusaciones según las cuales Fina sobornó oficiales para traer los materiales tóxicos, Chalas dice que nunca se plantearon cargos formales al respecto.

Fina dice que el caso le arruinó la vida.

"Llegamos allí con barcazas de 10,000 toneladas y pasamos por Inmigración, Aduanas, la gente del medio ambiente, permisos, todo'' dijo Fina en declaraciones al Miami Herald. "Y ellos actuaron como si hubiéramos llegado allí en medio de la noche''.

Se suponía que la ceniza fuera procesada para lo que se conoce como "uso beneficioso'', como añadirla al asfalto, y enviarla a Fort Lauderdale. Pero según Fina, un escándalo en los medios de noticias echó a perder el proyecto.

"Se suponía que había un período de 90 días de por medio'', dijo el contratista. "Pero fue en medio de una elección presidencial, y se convirtió en una papa caliente que no hubo manera de controlarla. Nos cerraron. Me mataron. No se suponía que eso estuviera ahí durante dos años''.

"¿Por qué nadie lo limpió?"

Fina dice que lo perdió todo en esa operación y ahora no tiene trabajo.

El contratista de Delray Beach y AES fueron demandados por República Dominicana en una corte federal. AES pagó $6 millones por saldar la reclamación y limpiar el sitio.

Ese año, Fina fue acusado en una demanda civil de captar trabajadores con promesas de trabajar en sus barcos y después tenerlos viviendo como esclavos en una cantera.

Fina dijo que los barcos se paralizaron debido al caso de las cenizas, y los empleados a quienes pusieron a trabajar haciendo otras cosas trataron de extorsionarlo. El caso se resolvió con un acuerdo extrajudicial.

"Fue la peor década de mi vida'' dijo Fina. "Pensé que todo había terminado''. El insiste en que nadie le ha dicho nada de cargos pendientes en República Dominicana.

Según él, las cenizas tienen un contenido muy elevado de metales, pero no como para enfermar a la gente.

El ex viceministro del Medio Ambiente, Héctor René Ledesma, que todavía está peleando para que le anulen una sentencia suspendida de cárcel de seis meses, se muestra de acuerdo.

"En el arreglo con AES en Virginia, el gobierno de República Dominicana estuvo de acuerdo en que el material no era tóxico y que no había perjudicado a nadie. ¿Entonces de qué estamos hablando?", dijo Ledesma. "Las estadísticas de salud de esa zona son exactamente las mismas que hace años. Desafortunadamente, vivimos en un país con muchos problemas de salud y deformidades, y no sabemos qué causa esos problemas''.

Los fiscales acusaron a Ledesma, al director de aduanas y a un senador local por haber permitido que las cenizas llegaran al país. Todos fueron absueltos o sus condenas anuladas bajo apelación.

Hubo un caso civil planteado por grupos ecologistas en el que Ledesma fue sentenciado a seis meses de cárcel. La sentencia fue suspendida.

"Tengo un doctorado en Ciencias Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de la Florida (UF)'', dijo Ledesma. "Me defendí con la única arma que tengo: la ciencia''.

Según él, los resultados de los laboratorios muestran que el material no es dañino.

Por su parte, AES declinó responder a preguntas específicas sobre el caso.

"Una demanda planteada por República Dominicana sobre esas cenizas se arregló a principios del 2007'', indicó Meghan Dotter en un correo electrónico. "Según el acuerdo de arreglo, República Dominicana dijo que el material no era dañino para los seres humanos ni el medio ambiente, pero que debe manejarse de manera apropiada''.

Diane Paolicelli, abogada de los residentes, dice que los resultados de las pruebas de laboratorio que mostraron que las cenizas eran inocuas se sacaron de muestras seleccionadas específicamente por AES Corporation, y no provenían de la playa.

Y un informe de Greenpeace International que mostró que los niveles de contaminación eran normales era de muestras demasiado pequeñas para ser definitivas, como el propio informe lo advierte.

Los resultados de laboratorio encargados por abogados de los demandantes muestran que el suelo, incluso hasta hoy, tiene niveles de contaminantes varias veces por encima de lo normal, afirmó Paolicelli.

El abogado Robert Vance, que presentó la demanda junto a Steve Phillips de Levy Phillips & Konigsberg en Nueva York, y a Ian Conat de la firma legal de Bifferato en Wilmington, Delaware, envió expertos médicos al pueblo.

"Más de 1,000 personas se enfermaron'', aseguró Vance, que acompañó al Miami Herald en una visita a la zona. "Analizamos a 42 personas, y más de la mitad de los examinados tenían niveles de arsénico anormales y dañinos en la sangre''.

Por ahora, están representando solamente a los casos más serios, aunque él dice que cientos de personas se quejan de erupciones en la piel y alergias.

Entre los clientes está María Rosa Andújar, que tuvo un niño deforme que murió el año pasado.

"El niño tenía los labios todos cuarteados, y murió media hora después de nacer'', dijo Andújar. "Todos estos problemas que tenemos surgieron después de que trajeron las cenizas. Si esa es la causa, tenemos que resolver eso porque es importante. Tengo ahora ocho meses de embarazo, y estoy nerviosa. Creo que este pueblo está contaminado''.

Chalas, el fiscal del medio ambiente, admite que las autoridades de su oficina y en el Ministerio de Salud no investigaron los primeros informes de que la gente estaba padeciendo de problemas de la piel y respiratorios.

"No era el foco de atención en aquel momento'' dijo. "Estábamos concentrados en el impacto ambiental y nadie hizo los estudios necesarios. Pensándolo bien, pudimos haber hecho más''.

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