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Sergio Gómez Maseri - Corresponsal de PORTAFOLIO
Sin tener los votos necesarios presentará proyecto al Congreso en marzo y pedirá respaldo a demócratas.
Pese a no contar todavía con el visto bueno de mayoría demócrata en el Congreso, la administración de George W. Bush está dando claras señales de que someterá el Tratado de Libre Comercio con Colombia a consideración legislativa este año, probablemente en marzo o abril.
Sería la primera vez en la historia reciente de los tratados que el Gobierno desafía la voluntad del partido que controla el Congreso. A esta posibilidad, de consecuencias impredecibles, ya se le ha bautizado como la ‘opción nuclear’ en alusión a un tenso momento que vivieron republicanos y demócratas hace dos años cuando los primeros amenazaron con modificar leyes del Senado que llevan siglos en vigor, si los segundos continuaban usándolas para frenar la nominación de jueces federales propuestos por Bush.
Bajo la ley de Fast Track, el Gobierno puede negociar un TLC sin la intervención del legislativo, que luego tendría 90 días hábiles para aprobarlo o rechazarlo.
Dado lo que está en juego -por ejemplo, años de negociación- el Gobierno solo pone a ‘correr el reloj’ luego de recibir el aval de quienes administrarán el trámite de la ley: en este caso, los demócratas. Esquema, precisamente, que se uso en el caso del TLC con Perú, que fue ratificado a finales del año pasado.
“No quisiéramos una confrontación. No es lo que preferimos. Pero sin duda es una opción”, dijo hace algunos días la representante Comercial, Susan Schwab, que hasta la fecha se había abstenido de comentar sobre la posibilidad de esta ‘opción nuclear’.
Aunque la referencia a una bomba atómica parece exagerada, en la práctica es el equivalente. Colombia podría quedar en la mitad de un violento ‘choque de trenes’ de la que saldrá, en el mejor de los casos, magullada. En el peor, magullada y sin TLC.
En principio, la administración Bush continuará con la estrategia que venía implementando desde finales del año pasado: tratar de convencer a los demócratas que Colombia ha hecho lo suficiente en el área de la protección al sindicalismo -la principal objeción de los antagonistas-. Para ello preparan no solo múltiples intervenciones públicas, sino al menos seis viajes a Colombia con delegaciones de congresistas.
Una vez la presión haya alcanzado su punto óptimo, intentarán obtener la luz verde de Nancy Pelosi, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes y quien decide, a la larga, la suerte del tratado. Si no lo obtienen, presentarían el tratado de todas maneras.
| Washington. |
- Y ¿QUÉ PUEDE PASAR CON COLOMBIA?
Con la ‘opción nuclear’ Colombia pierde algo por ambas puntas. Aún con el aval del liderazgo demócrata se prevé que el acuerdo será fuertemente cuestionado, no solo por las centrales obreras sino por los mismos demócratas, que siempre se han opuesto al libre comercio. Pero si llega al Congreso sin la bendición de la senadora Nancy Pelosi, la oposición será mayor y se podría convertir hasta en un tema de campaña. En el proceso, que todo indica que será largo y tortuoso, la imagen del país -y especialmente la del presidente Álvaro Uribe- quedaría muy maltrecha, pues seguramente se van a volver a ventilar escándalos como el de la parapolítica. Está claro que este costo se podría absorber si el Tratado de Libre Comercio (TLC) termina pasando el examen en el Congreso, así sea por un voto. Pero las cosas serán muy diferentes si el tratado no pasa. Colombia quedaría sin tratado y con la imagen por el piso.
EL CASO REPUBLICANO
Para la administración Bush la alternativa demócrata no es una opción atractiva. Primero por que el Presidente, a quien le queda un año, vería frenada su agenda comercial -tampoco quieren considerar los TLC con Panamá o Corea del Sur-. Pero, sobre todo, por que les estarían haciendo un favor a los demócratas. En cierto sentido -un poco perverso- Bush gana mucho al usar la opción nuclear. Si el Congreso de mayoría demócrata termina aprobando el Tratado será castigado por las bases más liberales del partido a las que necesita en este año electoral. Sobre todo por que se requieren unos 40 votos demócratas para su aprobación en la Cámara. Y si el TLC es rechazado también pagarían en política exterior por hacerle el feo a un aliado regional.
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