Hillary, Barack y Bill


29 de Enero de 2008. Redactor de EL TIEMPO.

Bill Clinton es uno de los políticos estadounidenses que gozan de mayor reconocimiento internacional. Dedicado a la filantropía, la lucha contra el sida y el activismo frente al cambio climático, el ex presidente trasplantó su carisma y oratoria de la Casa Blanca a foros y conferencias globales. Por eso, sorprendió a muchos que dedicara la semana pasada a criticar fuertemente al senador Barack Obama, contendor de su esposa Hillary en la carrera hacia la presidencia de Estados Unidos y quien acaba de ganarle la primaria en Carolina del Sur por una proporción de dos a uno.

La razón es simple: en menos de dos meses, el joven senador afroamericano transformó las primarias del partido demócrata de un paseo de coronación de Hillary Clinton a una real competencia. Hasta hace poco, era el típico aspirante novedoso con discurso atractivo y rebelde que aparece en cada campaña, despierta pasiones, pone emoción y, al final, es derrotado.

Obama es el fenómeno político más interesante de esta campaña presidencial por haber quebrado ese paradigma, al menos hasta ahora. Su mensaje suprapartidista ha calado en estudiantes y jóvenes profesionales. Consiguió recursos, atrajo sindicatos y grupos religiosos. "Siento cambio en el aire", dijo ayer el patriarca de la dinastía Kennedy, el senador Edward Kennedy, al anunciar que lo apoya. Ganó en Iowa, estado de blancos, y en Carolina del Sur, de mayoría afro. En una sociedad acostumbrada a políticos afroamericanos más radicales, ligados a los púlpitos religiosos y centrados en el racismo, el hecho de que sea egresado de Harvard y Columbia, criado por abuelos blancos y con pasado de organizador comunitario, marca un nuevo tipo de liderazgo negro.

Su viabilidad como candidato nacional, capaz de conseguir apoyo en distintos grupos de la base demócrata, llevó a Bill Clinton a reforzar la campaña de Hillary. Aunque la senadora por Nueva York lidera las encuestas nacionales frente a Obama por casi diez puntos, este derrota en ellas a todos los candidatos republicanos si es nominado.

Obama cabalga sobre el desprestigio de George W. Bush y la guerra en Irak (a la que se opuso desde el inicio) y sobre la posibilidad de que a la dinastía de los Bush se sume la de los Clinton, algo que muchos estadounidenses, ansiosos de cambio, no desean. Sin embargo, el control de los Clinton sobre el aparato partidista y las simpatías que Hillary despierta en el voto femenino, hispano y blanco, continúan dándole a ella el favoritismo. Las primarias de hoy, en Florida, tienen el ingrediente de que participa por primera vez el republicano Ruddy Giuliani, pero el Estado ha sido 'castigado' por ambos partidos por adelantarlas: la convención demócrata no aceptará sus delegados y la republicana solo la mitad. Por eso, todos los ojos están puestos en el 'Supermartes' 5 de febrero, cuando 22 estados escogen más del 40 por ciento del total de delegados.

En el lado republicano pueden decantarse las cosas. En el demócrata, Clinton lidera las encuestas en estados claves como California y Nueva York; Obama, en varios estados sureños; y muchos creen que la competencia llegará casi hasta la convención, en el verano, con Barack, el nuevo fenómeno político de E.U., enfrentado no a uno sino a dos pesos pesados: Hillary y Bill.

editorial@eltiempo.com.co

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