RECALCA, Bogotá, julio 4 de 2007
Este año no habrá tratado de libre comercio con Estados Unidos lo cual representa un fracaso mayúsculo del gobierno colombiano el cual intentó durante tres años que este se concretara. Esto se deduce claramente de las declaraciones de los más importantes dirigentes demócratas del Congreso de EEUU quienes decidieron no someter el TLC con Colombia a votación en el Congreso estadounidense.
Uribe viajó once veces a Washington, pregonando su “especial” amistad con Bush e instruyó a su equipo de negociación para que dijera que si a cada una de las exigencias del gobierno estadounidense. Con el Plan Colombia siguió milimétricamente el guión planteado por Washington y en toda América se gano la no envidiable fama de ser el mejor aliado de Bush, el gobernante norteamericano más impopular de los últimos 100 años. Uribe no solamente concedió todo sino que entregó hasta lo que no le habían pedido.
Los dirigentes demócratas habían manifestado su preocupación por “los niveles de violencia en Colombia, la impunidad, la falta de investigación y procesamiento, así como el papel de los paramilitares” dijeron entonces que “primero tiene que haber pruebas concretas de resultados sostenibles en el terreno”.
En el fracaso gubernamental han jugado un importante papel las denuncias que múltiples sectores de la sociedad colombiana realizamos sobre el comportamiento y naturaleza del gobierno colombiano.
La noticia del fracaso del TLC sacó de casillas a Uribe quien dijo que los demócratas “pretenden convertir la relación de aliados en dominación” y que “aquí no se está en presencia de Somoza”. La comparación que fue traída a colación por Uribe no resulta descabellada pues si algo caracterizaba al dictador Nicaragüense era su incondicionalidad ante los deseos de Estados Unidos.
Es importante resaltar que un importante sector del partido demócrata cree que se está “castigando” al gobierno al no tramitar el TLC y que con ello están privando a Colombia de unos beneficios por culpa del mal gobierno. La realidad es que castigan a Uribe al hacerle ver la inutilidad de su obsecuencia, pero el país en lugar de perjudicarse, se beneficia con que el TLC no se implemente.
Decenas de estudios han demostrado el perverso efecto que este tratado tendrá sobre el país y lo que corresponde ahora es seguir explicando los daños que causará, de tal modo que si en algún momento el partido demócrata decide no “castigar” más a Uribe, exista una amplia conciencia y movilización en el país para evitar que entre vigencia este esperpento.
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