Por ADOLFO GONZÁLEZ H.
La asociación de rectores universitarios británicos acaba de publicar un informe sobre universidades privadas y recursos públicos. Un documento que formula tendencias en la educación superior.
Sostiene que en los últimos diez años se observa una expansión mundial de la educación superior, y también de la universidad privada. Que contabiliza a uno de cada tres estudiantes.
A su fuerza se ha rendido la humanidad. De esto no se escapan China ni los antiguos países socialistas. Se exceptúan Cuba, Europa Occidental y el África francesa.
Pero en Europa Occidental existe la presión por introducir reformas estructurales como se evidencia en los proyectos de la Unión Europea, así como en las propuestas que se adelantan en Francia y España. Su subsector más dinámico está constituido por la "universidad privada con fines de lucro", que no debe confundirse con otro subsector, la "universidad privada sin fines de lucro".
Esta es manejada por sectores gremiales y empresariales y se ajusta a los objetivos de la sociedad civil. Producto de elites modernizantes insatisfechas (sobre todo en Estados Unidos y América Latina) con la universidad pública de masas y la educación confesional.
Aquí están algunas de las universidades más prestigiosas del mundo, cuyos fondos cuantiosos para investigación y docencia les permiten no depender exclusivamente de la financiación con matrículas.
Reinvierten sus excedentes en los fines sociales de la institución, no en dividendos para los dueños. Son universidades típicas del "empresario moderno", que se preocupa no solo por la unidad productiva sino por el entorno.
Por el contrario, la "universidad privada con fines de lucro" es una empresa que se financia exclusivamente con matrículas. Reparte ganancias a sus dueños.
En los Estados Unidos, donde constituyen el 50% de la oferta educativa postsecundaria, la mayor parte de sus ingresos tienen origen en fondos públicos mediante el esquema del subsidio a la demanda.
O en fondos privados mediante el esquema de cursos financiados por el empleador. No hacen investigación y se concentran en formar para el empleo de acuerdo con el mercado. Imparten cursos que no son ofrecidos por otras instituciones. Ofrecen educación a distancia.
Tienden hacia una presencia mundial y son el tipo de instituciones educativas que nos inundará con o sin TLC. Que entrarán con un esquema financiero demasiado fuerte para sus pares nacionales: universidades privadas que funcionan con fondos públicos.
Las instituciones colombianas no podrán competir si aquí no se generaliza el subsidio a la demanda. En el fondo de todo está el fin de los modelos universitarios del siglo XIX: las públicas financiadas exclusivamente por el Estado, y las privadas exclusivamente con matrículas. Hay otra tendencia: el movimiento de universidades de clase mundial. Pero esta es otra historia.
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