Un padre, en duelo contra la guerra en Irak

eltiempo.com EU - Canadá
Noviembre 24 de 2007
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Foto: AP
Hasta ahora, más de 3.870 soldados han muerto en Irak.

Fernando Suárez, padre del primer mexicano que murió en el conflicto del país árabe, realiza en E.U. una cruzada para reducir el reclutamiento de jóvenes.

Fue el abrupto final de la vida de un hijo lo que dio inicio a la cruzada de un padre. Las ilusiones que Fernando Suárez albergó desde que vendió su casa en Tijuana y se mudó a California se hicieron pedazos con la explosión que segó la vida de su hijo, Jesús Alberto Suárez, a quien llevó a E.U. en 1997 para ayudarle a volverse marine.

El sueño de Jesús Alberto terminó en Irak el 27 de marzo del 2003, apenas siete días después del comienzo de la operación 'Libertad Iraquí'. El soldado de 20 años se convirtió en el primer mexicano muerto durante la guerra.

Desde entonces, su padre se ha convertido en el abanderado de la causa contra la guerra y el reclutamiento de jóvenes, en particular, de comunidades latinas.

Su iniciativa dio vida al Proyecto 'Guerrero Azteca', una ofensiva con sede en Escondido (California) dirigida a contrarrestar el impacto del discurso de los reclutadores en las mentes de los jóvenes. El nombre mismo es un homenaje de Suárez a la memoria de su hijo.

"Se trata de dar educación y orientación a los jóvenes sobre las mentiras del reclutamiento militar americano. Cómo engañan a los jóvenes, sobre todo a los latinos, para que entren a una guerra ilegal, inmoral, a morir o a matar", dijo Suárez a EL TIEMPO.

El 'Dream Act' no es un sueño

Desde entonces, Suárez ha dictado charlas en más de 500 escuelas y ha visitado 11 países de Latinoamérica, incluida Colombia, en junio del 2006. Asegura haber recibido más de 2.000 cartas de estudiantes de diferentes lugares que pensaban entrar al Ejército y cambiaron su decisión.

En sus charlas, Suárez, que se separó de la madre de Jesús Alberto hace varios años y está casado de nuevo con una colombiana, comparte con los jóvenes su convicción de que los argumentos de los reclutadores suelen ser inexactos o falsos.

Entre ellos, el más peligroso podría ser el denominado 'Dream Act', que Suárez describe como una trampa.

Esta propuesta (sigla en inglés de Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros) representa para muchos ilegales indocumentados que ya completaron la educación secundaria un camino cierto a la residencia permanente.

Si es aprobada, los jóvenes tendrían que cursar dos años de universidad o enlistarse en las fuerzas armadas para conseguir su green card.

Pero Suárez dice que tanta belleza no es cierta. "Originalmente era una iniciativa muy humana para ayudar a jóvenes que llegaron como chiquillos a este país y no habían podido legalizar su situación. Pedían dos años de servicio comunitario o dos años de escuela superior. Cuando el Pentágono mete las manos, quitan los dos años de servicio comunitario y ponen dos años de servicio militar. Como la mayoría de los latinos ilegales no puede costear dos años de escuela superior, les queda solamente la puerta militarista".

'Entrar es fácil, salir, no'

Esa fue la promesa que atrajo a Jesús Alberto. Hoy, su padre dice que, una vez en el Ejército, los jóvenes reclutas descubren la mentira.

"En el sistema militar actual de E.U. no existe el contrato por dos años. Es por ocho años. Entrar es fácil, salirse es muy difícil. Así como está la propuesta, es un draft (reclutamiento forzoso) maquillado de democracia", agrega Suárez.

Por ese motivo, además de sus charlas, el proyecto 'Guerrero Azteca' realiza acciones políticas en Washington, ejerciendo presión sobre los congresistas para luchar contra la aprobación de la ley.

Aunque el Gobierno dispuso para él los honores propios de todo soldado, Jesús Alberto fue enterrado como civil, con la bandera tricolor de México sobre su féretro, en lugar de la de barras y estrellas.

El viernes pasado, Jesús Alberto cumpliría 25 años. Sin renunciar a su tristeza, Fernando Suárez asegura que seguirá honrando su memoria a su manera, robándole, si puede, vidas a la guerra.

"Lo que me motiva es la historia que vivió mi hijo. Él entró al Ejército engañado, con muchas promesas. Ya adentro se dio cuenta de que no era realidad. Me dijo entonces que no quería que su familia o sus amigos entraran al Ejército. Él murió muy temprano, no tuvo la oportunidad de hablarles a los demás. Yo me siento comprometido para seguir ese camino que él quería".

Se estima que los soldados de origen latino en Irak podrían representar entre el 15 y el 20 por ciento del total de efectivos. También son mayoría entre los particulares contratados por fuerzas de seguridad. La comunidad de este lado del continente también ocupa el triste primer lugar entre los extranjeros caídos en combate en esa guerra.

WILSON FERNANDO VEGA
REDACCIÓN INTERNACIONAL

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