Octubre 23 de 2007
El proposito de Andrés Felipe Arias es contrarrestar el mensaje dejado la semana pasada por el senador colombiano Gustavo Petro, quien dijo que el tratado beneficiará a narcotráfico y paramilitares.
Petro se reunió con más de una docena de legisladores estadounidenses y asesores de importantes Comités legislativos para vender su tesis de que el TLC acabará con la agricultura en Colombia y terminará favoreciendo a grandes terratenientes que se pueden dar el lujo de mantener cultivos de tardío rendimiento como la palma africana.
En palabras de Petro, los únicos que poseen el capital y las tierras para desarrollar este tipo de cultivos son los "narcoparamilitares".
Arias, que estará acompañado por Frank Pearl, Alto Consejero Presidencial para la Reintegración Económica y Social, visitará también a decenas de congresistas -muchos de los que el mismo Petro visitó- para vender la idea contraria: el TLC generará empleo en áreas que, de lo contrario, quedarían a merced de los narcotraficantes.
"Lo que dice Petro muestra sus prácticas incendiarias, que parece que no ha abandonado, pues se va a Estados Unidos a hablar mal, a traicionar a Colombia con mentiras", señaló vehementemente Arias la semana pasada, a quien el presidente Álvaro Uribe ha insinuado como candidato a sucederlo en 2010.
Por su parte, Rafael Mejía, presidente de la Sociedad Colombiana de Agricultores, señaló que esas afirmaciones desconocen el esfuerzo de miles de productores en el campo y se contradicen con los argumentos que el mismo Petro y el Polo Democrático han usado para oponerse al TLC.
El trabajo de Arias, sin embargo, no será fácil. A la ya conocida oposición demócrata, justificada en gran parte en la violencia contra el sindicalismo, se han sumado nuevas aristas.
Entre ellas nuevos reportes de ONG colombianas y expertos internacionales que sostienen que los asesinatos extrajudiciales perpetrados por la Fuerza Pública se han incrementado en los últimos años.
Más grave aún fue la muerte de seis mineros afrocolombianos en Choco la semana pasada supuestamente víctimas de un enfrentamiento entre paramilitares y narcotraficantes.
El tema cayó como un baldado de agua fría para el gobierno pues la comunidad afrocolombiana ha ganado gran protagonismo en Washington desde que los demócratas asumieron el control del Congreso a finales del año pasado.
De hecho, el Comité del que depende del trámite del TLC en el Congreso de E.U. el de Medios y Arbitrios, está precedido por Charles Rangel, afroamericano de Nueva York. Rangel junto a los representantes Gregory W. Meeks, Yvette Clarke, John Salazar y Mike Honda (D-CA), emitieron un fuerte comunicado en el que exigen se castigue a los culpables.
"Una rápida acción (del estado) demostraría que Colombia no permitirá que estás masacres e intimidación, que ha forzado a millones a dejar sus hogares, continúe", dice el comunicado conjunto
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
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