El lento impacto de E.U.

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EDITORIAL

08 de Mayo de 2008. Redactor de EL TIEMPO.

La economía de Estados Unidos acaba de consolidar dos trimestres seguidos de bajo crecimiento, casi estancamiento; situación preocupante porque hasta ahora ha sido la locomotora del mundo. En términos anuales, su crecimiento apenas llega al 0,6 por ciento, 10 veces menos de lo que crece la economía colombiana.

Y es peor la cifra per cápita, que es la que le importa a la gente. Como la población en Estados Unidos crece 0,9 por ciento anual, el crecimiento económico per cápita resulta entonces en una variación negativa de 0,3 por ciento. Esto suena a recesión, aunque sea "pálida", como la calificó el gurú económico Alan Greenspan.

Además, la contabilidad de la cifra esconde un detalle de mal augurio. De no ser porque el aumento en inventarios le sumó 0,81 por ciento al crecimiento, este ni siquiera hubiera sido positivo (0,6 por ciento), sino negativo, quizá menos 0,2 por ciento. Lo que produce la economía y no se usa se acumula en inventarios, lo cual sugiere a los empresarios recortar producción, utilización de capacidad instalada y empleo, lo que podría verse reflejado en estadísticas futuras.

La tesis que se abre camino es que la recesión en E.U. no será profunda, pero sí duradera (en parte porque las crisis hipotecarias, como la que originó el problema, suelen ser largas) y tendrá consecuencias para todos los países. En otras palabras, no será fácil evitar el contagio en una crisis prolongada, razón que subraya la urgencia de que Colombia retome la idea del plan B, que consiste en reorientar las exportaciones y encontrar nuevos mercados, tema del cual se habló mucho cuando sobrevino la crisis con Venezuela, pero que, una vez solventada, pronto se olvidó.

Considerando que nuestros mayores socios comerciales son Estados Unidos, Venezuela y Ecuador, y que el primero da muestras visibles de estancamiento, debemos pensar que no es momento de pelear con los otros dos, en lo posible. De hecho, nuestro comercio con Ecuador se ha estancado en los últimos meses y estamos perdiendo participación en ese mercado frente a Brasil, Perú y Venezuela.

La estrategia del plan B es ahora más desafiante, pues Europa también parece desacelerarse, aunque de manera moderada. La Comisión Europea pronostica menor crecimiento en el 2008 y el 2009 para los 27 países de la Unión y para los 15 de la Eurozona, y la encuesta de sentimiento económico confirma una rápida erosión de la confianza en esta última, en especial en España.

No es para alarmarnos. La economía colombiana marcha bien, tiene baja inflación y el crecimiento viene con suficiente impulso como para hacerle frente a un par de trimestres de desaceleración mundial, pero existen amenazas internas que las autoridades deben estudiar y ojalá contrarrestar.

Los incrementos de las tasas de interés del Banco de la República, encaminados a controlar la inflación y cuyo efecto aún está por transmitirse plenamente a las tasas del mercado, encarecen el crédito y frenan la economía, pero también acentúan la revaluación del peso y restan competitividad a las exportaciones.
El déficit en la cuenta corriente externa y el faltante fiscal le dan a nuestra economía un grado de vulnerabilidad que preocupa. Por otra parte, hay señales de que la construcción está perdiendo dinamismo y de que la cartera vencida en la banca se eleva a niveles poco sanos. Y no debe descartarse el efecto que pueda tener el ominoso asunto de la 'parapolítica', o sus ramificaciones, sobre la economía y la confianza de los inversionistas.

editorial@eltiempo.com.co

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