RECALCA, Bogotá, febrero 20 de 2008
A los líos para aprobar el TLC con Estados Unidos ahora se suman los que han aparecido para firmar el TLC con Canadá. Colombia inició las negociaciones de este TLC el 16 de julio de 2007 y aunque las 4 rondas que duró la negociación, en el más absoluto secreto y sin participación ciudadana, se hicieron conjuntamente con Perú, este último ya firmó dicho tratado el pasado 26 de enero durante el Foro Económico Mundial en Davos y Colombia no. ¿Qué pasó?
Desde el inicio de las negociaciones importantes organizaciones canadienses como el Congreso Laboral Canadiense, Fronteras Comunes, el Grupo de Política Sobre las Américas, la Coalición Canadiense para el Fin de la Pobreza Global, la Federación de Trabajadores de Ontario, entre otras, y los partidos de oposición: el Nuevo Partido Demócrata y el Partido Liberal, manifestaron su rechazo a que el gobierno de Stephen Harper firmara un TLC con Álvaro Uribe, al punto que, dado este tema y otras cuestiones internas, el Partido Liberal ha amenazado al gobierno conservador de Canadá con llamar a elecciones federales para 'tumbar' a Harper. Sin duda, el presidente de ese país debió pensar con mucho cuidado el riesgo de firmar un TLC con un gobierno tan cuestionado a nivel internacional como el de Uribe.
Las críticas de las organizaciones canadienses corresponden a las ya señaladas por el Partido Demócrata de Estados Unidos: los vínculos de funcionarios y aliados del gobierno con grupos paramilitares, las sistemáticas violaciones por parte de órganos estatales a los derechos humanos y las difíciles condiciones internas para desarrollar libremente las actividades sindicales, tanto que, en una actitud profundamente antidemocrática, el gobierno colombiano está promoviendo la creación de una Central Sindical para que apoye el TLC.
No ayuda para nada al gobierno de Uribe que durante lo corrido del año 2008 hayan sido asesinados 5 sindicalistas, lo que se suman a los otros 1.097 muertos a manos de grupos paramilitares con la complicidad de organismos estatales o los mismos patronos -en la mayoría de los casos- según lo reporta la Confederación Sindical Internacional.
Tampoco son bien vistas las precarias condiciones laborales al interior del país, pues esto se convierte en un incentivo para que las trasnacionales extranjeras cierren fábricas en sus países de origen y se trasladen a naciones con mano de obra más barata. Esta situación ha generado la pérdida de cientos de miles de empleos en Canadá. Recientes estudios muestran que en Colombia más de un millón de trabajadores lo hacen a través de las denominadas Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA), cuyos patronos no están en la obligación de pagar el salario mínimo legal ni seguridad social.
Por más respaldo que brinde el Canciller canadiense Maxime Bernier, de visita por el país, al gobierno de Uribe, no puede ocultar los enormes obstáculos que enfrente la firma y aprobación del TLC en su país. Importantes organizaciones en Canadá se vienen oponiendo cada vez con más fuerza al modelo de "libre comercio", por el aumento del desempleo y la pobreza en su país. Mientras tanto Uribe sigue insistiendo en los TLC, desesperado por recibir un poco de respaldo internacional gracias a los compromisos que asume con las trasnacionales.
Sin dudas es cada vez más difícil para el gobierno lanzar 'cortinas de humo' que oculten la difícil situación interna y las controversias a nivel internacional. La no firma aún del TLC con Canadá es prueba del desprestigio que sufre Uribe y su política. Las organizaciones sociales y el movimiento popular deben aprovechar esta situación y cerrar filas para denunciar las graves condiciones sociales, económicas y de derechos humanos que sufre el país.
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